En el centro de la controversia se encuentra la grafóloga Maryfer Centeno, cuyo nombre ha resonado con fuerza en las últimas semanas tras una demanda legal contra el youtuber Mr. Doctor por difamación. Esta demanda, derivada de críticas a sus métodos y afirmaciones sobre los supuestos beneficios de la grafología, ha dado pie a un nuevo enfrentamiento.
La chispa que encendió la mecha fue la participación de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, en la conferencia matutina. Durante la conferencia, el periodista Gustavo García planteó preguntas sobre la admisión de la grafología como prueba pericial, destacando que "personas sin estudios previos podrían colaborar para el Poder Judicial acreditando un curso en grafología o grafoscopía", según investigaciones recientes. Sheinbaum, en respuesta, comparó la grafología con los horóscopos, destacándolo como un método sin base científica sólida.
La respuesta de García, que mencionó la posibilidad de que incluso un ama de casa pudiera realizar un curso de grafología, fue interpretada por Centeno como machista. En un video publicado en sus redes sociales, Centeno arremetió contra el periodista, utilizando términos fuertes para criticar su comentario. Su declaración generó una ola de reacciones, con muchos usuarios de X (antes Twitter) cuestionando sus motivos y acusándola de instrumentalizar el tema de género para desviar la atención de otros asuntos.
Entre las críticas, destacan las que cuestionan la pertinencia de sus argumentos y la estrategia comunicativa empleada. Algunos usuarios señalan que el periodista se disculpó públicamente por su comentario, mientras que Centeno se centra en la supuesta falta de perspectiva de género, minimizando la discusión sobre las implicaciones de la grafología en el sistema judicial.
La controversia continúa, con el proceso legal entre Centeno y Mr. Doctor programado para mediados de enero de 2025. Mientras tanto, el debate sobre la validez de la grafología como prueba pericial, y la manera en que se manejan las controversias públicas, permanece abierto, dejando interrogantes sobre los límites entre la expresión personal y la manipulación mediática.