Jamie Lee Curtis, la reconocida actriz ganadora del Oscar, ha realizado una donación de un millón de dólares para apoyar los esfuerzos de rescate y reconstrucción tras los devastadores incendios que azotan Pacific Palisades. Su generosa contribución, anunciada a través de su cuenta de Instagram, incluye comunicación directa con el gobernador Gavin Newsom y la alcaldesa Karen Bass para asegurar la óptima distribución de los fondos. En su mensaje, Curtis expresó su conmoción ante la magnitud del desastre, describiendo la situación como "catastrófica" y confesando haber luchado contra las lágrimas al observar la destrucción.
Sin embargo, una declaración realizada durante una sesión de preguntas y respuestas para promocionar su nueva película, "The Last Showgirl", junto a Pamela Anderson, ha generado controversia. Durante la charla, Curtis comparó la devastación causada por los incendios con la imagen de "Gaza u otros países devastados por la guerra".
Esta analogía ha provocado una fuerte reacción en redes sociales. Algunos usuarios criticaron la comparación, argumentando que minimiza el sufrimiento en zonas de conflicto bélico y trivializa la experiencia de las víctimas. Comentarios como "Comparar incendios con zonas de guerra es inapropiado, minimiza la devastación única de cada situación" y "Es bastante inquietante, las palabras importan, especialmente de alguien con su plataforma" reflejan el descontento generalizado.
Otros usuarios, aunque reconocieron la buena intención de la actriz, señalaron que la comparación fue desafortunada e inoportuna. Mientras tanto, algunos usuarios mostraron comprensión, destacando la generosa donación de Curtis y su compromiso con la ayuda humanitaria. La situación evidencia la complejidad de comunicar un mensaje en momentos de crisis y la importancia de la precisión al utilizar metáforas en un contexto tan sensible.
A pesar de la controversia, la actriz continúa activa en la gestión de su donación y en el apoyo a las víctimas de los incendios en Los Ángeles. La situación ha resaltado la necesidad de un diálogo cuidadoso y responsable, especialmente cuando se trata de abordar eventos con consecuencias devastadoras para la población civil.