Se trata de Héctor Soberón, quien recientemente ha revelado detalles impactantes sobre una denuncia anónima que lo ha señalado falsamente de agresividad en su trabajo en el programa "Con M de Mañanita". Esta acusación, según el propio Soberón, no solo ha afectado su reputación, sino que también ha tenido consecuencias graves para su seguridad personal.
“Sabemos quién habló en mi contra. No voy a decir su nombre. Fue muy cobarde no dar la cara,” confesó el actor, añadiendo que la denuncia llegó hasta el Senado y la televisora, quienes, afortunadamente, lo respaldaron. Sin embargo, las repercusiones no terminaron ahí.
Héctor ha recibido amenazas directas, incluyendo agresiones físicas como el intento de atropello. “No hay día que no abra el Instagram y me insulten. Yendo en la moto me avientan el coche… Me gritan: ‘A ver si muy machito, pend3jO de mi3rd4’,” describió, expresando su preocupación por su seguridad e integridad física.
El actor también ha compartido detalles sobre su situación personal, incluyendo un proceso de divorcio complicado con Janet Durón, y la preocupación por la custodia de sus hijas y la influencia del nuevo novio de su exesposa, un hombre identificado como Carlos.
“Me preocupan mis hijas. El novio de mi ex tiene en Monterrey una orden de aprehensión por fraude… Un defraudador no es confiable. No sé cómo proteger a las niñas,” explicó Soberón, añadiendo que incluso ha tenido que recurrir a una aplicación para monitorear la velocidad a la que Carlos conduce con sus hijas. “Al pen... le he dicho: ‘Si quieres mat..., mát...te tú con ella, pero no a mis hijas’,” confesó con preocupación.
En medio de este torbellino, Soberón ha mencionado su apoyo a la Ley Manlio, una iniciativa que busca endurecer las penas para las denuncias falsas, afirmando: “Me parece maravilloso que haya igualdad de mujeres y hombres, pero algunas están abusando. Basta de denuncias falsas.”
La situación de Héctor Soberón nos recuerda la vulnerabilidad de las figuras públicas frente a la difamación y las consecuencias devastadoras que pueden tener las acusaciones falsas. Más allá del ámbito del entretenimiento, el caso pone en relieve la necesidad de un sistema judicial justo e imparcial.