Su nombre, un secreto por ahora, pero su historia, repleta de giros inesperados, está a punto de ser revelada. Sol León, una empresaria de 35 años originaria de Culiacán, Sinaloa, es el nombre que domina las tendencias en redes sociales. Su reciente divorcio de Roberto López, anunciado hace pocos días, ya es noticia vieja comparada con los sucesos que han seguido.
El foco de atención se centra en Álex Bahena, su community manager. La relación profesional entre ambos ha dado un giro inesperado, alimentado por un beso en una transmisión en vivo y un anillo de promesa cuyo significado sigue en debate. ¿Amistad? ¿Algo más? La ambigüedad reina.
Álex, lejos de quedarse callado, ha dado un paso audaz: se ha tatuado un diseño en su pecho que representa un león junto a un sol, una referencia inequívoca al nombre de Sol León. Esta acción, lejos de aclarar la situación, ha intensificado las especulaciones. “Está haciendo puntos este niño, pero no, no es show, no es marketing y tampoco somos novios, es química”, comentó Sol en sus historias de Instagram. Una frase que dice mucho y a la vez nada.
La influencer ha insistido en que su relación con Álex es puramente profesional y amistosa. Sin embargo, el tatuaje, junto a la publicación en redes sociales de Álex con la canción "Simplemente gracias" de Calibre 50, ha generado una avalancha de interpretaciones. Su insistencia en que no existe un compromiso romántico, sumada a su frase: “Yo no estoy lista para tener un noviazgo, pero sí me puedo besar con él (Álex Bahena), pero sin compromiso”, solo añade más leña al fuego.
En medio del torbellino, Sol León también ha querido aclarar las dudas sobre su divorcio, afirmando que el proceso es real y no una estrategia publicitaria. “Gracias a Dios ya firmé el último documento que faltaba para mi divorcio. No es marketing. Nada de esto es falso, no me atrevería a jugar con los sentimientos de la gente que se ha preocupado por mí”, aseguró. Una declaración que busca poner punto final a los rumores, aunque el capítulo parece lejos de cerrarse.
La historia de Sol León y Álex Bahena es un ejemplo de cómo la vida personal, amplificada por las redes sociales, puede convertirse en un espectáculo público. Un juego de insinuaciones, tatuajes y declaraciones ambiguas que mantiene a millones pendientes de cada actualización.