Hablamos de Nicole Kidman, quien junto a su esposo, el cantante Keith Urban, ha construido una vida aparentemente lejos del bullicio de Hollywood. Su matrimonio, consolidado desde 2006, se ha cimentado en la tranquila ciudad de Nashville, Tennessee, donde han criado a sus dos hijas, Sunday Rose (16 años) y Faith Margaret (13 años).
Su hogar en Nashville, una mansión valorada en 3,2 millones de euros, ofrece un contraste interesante. Con siete dormitorios, ocho baños, un cine privado y extensos jardines, la propiedad de 8.000 metros cuadrados representa el lujo; sin embargo, la pareja lo describe como una vida “normal y aburrida,” una elección consciente en busca de privacidad y una crianza familiar alejada de la presión mediática.
Pero la vida de Kidman no se limita a Nashville. Su patrimonio inmobiliario es una muestra de su adaptabilidad y ambiciones. Posee una residencia en Beverly Hills, perfecta para sus temporadas de rodaje en Los Ángeles; dos departamentos en Nueva York, uno en West Chelsea con vistas al río Hudson y otro en el histórico Tribeca; y un ático con terraza en Sídney, donde disfruta de las noches australianas con familiares y amigos.
Sin embargo, su propiedad más significativa es Bunya Hill, una finca georgiana de seis millones de euros en Sutton Forest, Nueva Gales del Sur. Adquirida en 2008, esta propiedad del siglo XIX, con su biblioteca, sala de billar y acogedora chimenea, representa más que una inversión: es el sueño de retiro de Kidman, un lugar donde cultivan frutas, verduras y crían alpacas, cabras, gallinas y vacas, un espacio que anticipa un futuro dedicado a la tranquilidad y a la elaboración de mermeladas caseras.
Más allá del éxito profesional y la vida familiar idílica, la vida de Kidman no está exenta de complejidades. La distancia con sus hijos mayores, Connor e Isabella, producto de su matrimonio con Tom Cruise, es un desafío personal significativo, un aspecto que, sumado al fallecimiento de su madre, Janelle Kidman en 2024, ha puesto de relieve las complejidades de la vida familiar más allá del brillo del estrellato.
La historia de Kidman revela una búsqueda de armonía entre la vida pública y la privada, un equilibrio construido con esfuerzo y decisiones conscientes. Un recorrido que destaca la importancia de la familia, la tranquilidad y la conexión con la naturaleza, lejos del constante ajetreo del mundo del espectáculo.