Esta semana, ese universo se conmovió con la llegada de un maestro excepcional: Marek Janowski. No se trata de un debutante cualquiera; Janowski, un nombre que resuena en las salas de conciertos más prestigiosas del mundo, se prepara para dirigir a la Orquesta Filarmónica de Nueva York. Una colaboración que, a sus 85 años –tres semanas antes de cumplir 86–, se convierte en una anécdota fascinante.
“Finalmente, tengo la oportunidad de conocerlos y trabajar con ustedes. He esperado más de 85 años para este momento”, comentó Janowski antes de un ensayo, revelando una espera paciente y una pasión inextinguible por la música. A lo largo de su carrera, ha liderado orquestas de renombre internacional, pero la Filarmónica de Nueva York ha sido hasta ahora una meta inalcanzable, un sueño por realizar.
El programa que dirigirá el miércoles próximo incluye obras maestras de compositores clásicos: Schumann, Mendelssohn y Weber. Una selección que promete una velada excepcional, cargada de la experiencia acumulada durante décadas de dedicación. En una entrevista posterior, Janowski compartió su entusiasmo: “Como un tipo bastante mayor, obtengo la oportunidad de trabajar con esta maravillosa orquesta. Disfruto mucho la atmósfera”. Sus palabras reflejan no solo la satisfacción de un logro personal, sino también el respeto y la admiración por el talento que le rodea.
Más allá de la edad, lo que destaca en la figura de Janowski es la perseverancia y la pasión que lo impulsan a seguir creando e innovando en un mundo que muchas veces se rige por el ritmo frenético de lo inmediato. Su historia nos recuerda que el talento no tiene fecha de caducidad y que la búsqueda de la excelencia es una constante en la vida de los grandes maestros.