Recientemente, en el podcast The Download de Justin LaBoy, el rapero reveló un detalle sorprendente: “Mi esposa dijo que en una vida pasada fui un rey, un emperador aquí”. Esta declaración, que vincula su amor por Japón con una supuesta reencarnación imperial, ha generado gran interés entre sus seguidores.
Pero la historia va más allá de una simple anécdota. La declaración coincide con las ambiciosas aspiraciones de Kanye para su hija mayor, North West, quien a sus tiernos años ya incursiona en la industria musical. “Quiero que sea la mejor, la próxima frontera. Como los reyes en África, algo que se transmite de generación en generación. Yo soy el mejor, sin discusión, y ella lo será también”, afirmó Kanye.
North, quien ha sorprendido con colaboraciones en canciones donde rapea fluidamente en japonés, prepara su álbum debut, Elementary School Dropout, un guiño a la icónica producción de su padre, The College Dropout. Su talento precoz y el apoyo de su padre la posicionan como una promesa musical.
Sin embargo, el panorama para Kanye en Japón se ha complicado. Una controvertida aparición de su esposa, Bianca Censori, en la alfombra roja de los Grammy, vistiendo un atuendo que generó indignación mundial, ha tenido consecuencias. Se ha perdido un lucrativo contrato por $20 millones para dos presentaciones en el Tokyo Dome. Fuentes cercanas al artista señalan que el incidente, interpretado como una falta de respeto a la cultura japonesa y a los movimientos por los derechos de la mujer, ha causado un daño irreparable a su imagen en el país.
Este revés, que podría implicar la salida de Kanye de Japón tras un año de residencia casi permanente, añade un giro inesperado a la narrativa de su supuesta vida pasada como emperador y las esperanzas que tiene para el futuro artístico de su hija.