Xolo Maridueña: De Blue Beetle a la introspección neoyorquina
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No se trata de una retirada definitiva, sino de un paréntesis necesario, una pausa para la introspección.
Su nombre es Xolo Maridueña, un actor que saltó a la fama gracias a Cobra Kai y que recientemente protagonizó Blue Beetle, la primera película de un superhéroe latino de DC Studios. Pero más allá de los sets de grabación y las alfombras rojas, Maridueña está en una búsqueda personal, un viaje de autodescubrimiento que lo ha llevado a compartir departamento en Brooklyn con sus compañeros de Cobra Kai, Jacob Bertrand y Peyton List.
“Es como Friends”, bromea en una entrevista con GQ, describiendo la convivencia con sus amigos como una familia lejos de casa. Esta nueva dinámica le proporciona el ambiente ideal para un periodo que él mismo define como un descanso crucial.
El éxito de Blue Beetle, aunque no tan arrollador como se predijo inicialmente debido en parte a la huelga de SAG-AFTRA, no se ve como un fracaso para él. “Todo el mundo decía que mi vida cambiaría tras el estreno… y sí cambió, pero no como todos imaginaban”, comenta con una sonrisa. Lo importante, destaca, fue la reacción de los niños latinos que se vieron reflejados en el personaje: “Pude ver la película, disfrutarla, y sentarme junto a niños que se parecían a mí y que se emocionaban al verse representados”.
Ahora, con el final de Cobra Kai a la vista tras siete años interpretando a Miguel Díaz —“Literalmente crecí con la serie”, afirma—, Maridueña enfrenta un nuevo capítulo. Un capítulo que implica un cambio drástico de ritmo: de niño actor con una agenda apretada a un joven explorando la gran manzana a su propio paso.
Su vida en Nueva York, lejos del ajetreo de Los Ángeles, es una experiencia de contrastes. “He estado trabajando desde los 11 años… ahora me pregunto: ¿quién soy yo cuando no estoy actuando?” Esta introspección lo ha llevado a descubrir el encanto de la tranquilidad de Brooklyn, pero también a deleitarse con la vida nocturna neoyorquina: "Me gusta la música house, cosas tipo Boiler Room o Kaytranada. Y sí, tengo que decirlo: la fiesta aquí es mejor que en Los Ángeles". Incluso se ha dedicado a una peculiar búsqueda gastronómica: "Últimamente me ha dado por probar todos los sándwiches de huevo y queso de las bodegas".
El futuro profesional es incierto, pero abierto a posibilidades. Proyectos como Killing Castro junto a Al Pacino, un posible drama romántico en Washington, y la tentadora idea de regresar al teatro, lo mantienen en un estado de exploración creativa. “A veces me pregunto por qué no he hecho más cosas, por qué no estoy más avanzado en mi carrera. Pero luego me recuerdo a mí mismo: ‘Estoy haciéndolo a mi propio ritmo. No hay una sola manera de hacer esto’”, reflexiona.
Con una cerveza en mano, describe su estado actual como el de "una medusa dejándose llevar por la corriente”, listo para dejar que el destino le muestre el siguiente paso en su viaje, un viaje que va más allá de la pantalla.