'No Other Land': La coproducción israelí-palestina que sorprendió en los Oscars
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La victoria de No Other Land, una coproducción israelí-palestina, sorprendió a muchos. Detrás de la estatuilla dorada se encuentra la historia de una amistad poco convencional: Basel Adra, periodista y activista palestino, y Yuval Abraham, periodista israelí. Ambos, junto a Rachel Szor y Hamdan Ballal, dedicaron años a la realización de este film que retrata la dura realidad de Masafer Yatta, una comunidad palestina en Cisjordania.
El documental, filmado durante cinco años, muestra la lucha diaria de los habitantes de Masafer Yatta contra la demolición de sus hogares y la confiscación de sus recursos. Se incluyen momentos desgarradores, como el testimonio de una madre refugiada en una cueva que besa a su hija con la esperanza de un "Mañana será un nuevo día". Estos instantes íntimos contrastan con las imágenes de la destrucción sistemática perpetrada por el ejército israelí, luego de una orden judicial que declara ilegal el asentamiento palestino.
Pero la resonancia del premio Oscar no se limitó a la emotiva narración. Al recibir el galardón, Adra agradeció a la Academia y expresó su deseo de que su hija, recién nacida en medio del conflicto, no tenga que vivir bajo el constante temor a la violencia, las demoliciones y el desplazamiento. Su mensaje fue directo: "Llamamos al mundo a tomar medidas serias para detener la injusticia y detener la limpieza étnica del pueblo palestino".
Abraham, por su parte, añadió una crítica incisiva a la política exterior estadounidense. En sus palabras: "Hay un camino diferente. Una solución política sin supremacía étnica... Y la política exterior de este país [Estados Unidos] está ayudando a bloquear este camino. ¿Por qué? ¿No ven que estamos entrelazados? ¿Que mi pueblo puede estar realmente seguro si el pueblo de Basel [Adra] es realmente libre y seguro?"
La película No Other Land, más que un simple documental, se erigió como un poderoso llamado a la acción, evidenciando la complejidad del conflicto israelo-palestino y la necesidad urgente de una solución política justa y duradera. La situación en Masafer Yatta, con sus casas destruidas y sus habitantes desplazados, ilustra la cruda realidad que el film busca visibilizar.