Alexis Ayala defiende a Ana Brenda Contreras tras críticas por embarazo

Hablar de romances en el medio es adentrarse en un universo de intensidades.
En este contexto, Alexis Ayala, un nombre reconocido en la televisión mexicana, ha vuelto a ser noticia, no por un nuevo proyecto, sino por su reacción a las recientes controversias que rodean a su expareja, Ana Brenda Contreras. La actriz, actualmente casada y esperando a su primer hijo, se ha visto envuelta en una ola de críticas en redes sociales.
La relación entre Ayala y Contreras, que comenzó en 2006 durante la filmación de la telenovela Barrera de amor, fue intensa y mediática. Ella, con 19 años, y él, con 39, se convirtieron en una de las parejas más comentadas del momento, su romance duró tres años, hasta 2009. “Somos dos personas civilizadas que entendimos que la relación había llegado a su fin, y decidimos quedar como amigos”, declaró Ayala en su momento, una declaración que refleja, en retrospectiva, una madurez poco común en rupturas públicas.
Ahora, años después de su separación, Ayala ha salido en defensa de Contreras ante las críticas recibidas por su rutina de ejercicios durante el embarazo. Sus palabras, aunque directas, demuestran un respeto perdurable. “¡Hace ejercicio! La gente cómo es metiche… déjenla ser feliz”, expresó el actor, demostrando una postura clara y contundente ante la controversia.
Más allá de la polémica, Ayala también ha expresado su alegría por la felicidad de su expareja, ahora casada con el empresario Zacarías Melhem. “Qué bueno que sea muy feliz con su marido, que tengan su bebé… Es una mujer a la que yo respeto muchísimo y me da mucho gusto verla feliz”, afirmó, destacando la importancia del bienestar personal y la superación en la vida, un mensaje que resuena con fuerza en una sociedad que a menudo se centra en el juicio.
La historia de Ayala y Contreras trasciende la simple narrativa de una ex pareja. Se convierte en un ejemplo de cómo, a pesar de las rupturas, se puede mantener el respeto y el deseo de bienestar para el otro. Un testimonio silencioso, pero contundente, de madurez y crecimiento personal.