Muere Robert Benton: Un gigante del cine deja un legado imborrable

El fallecimiento, a sus 92 años, de Robert Benton el pasado 11 de mayo en su residencia de Manhattan, fue confirmado por su representante a Deadline. Esta noticia no solo conmueve a la industria, sino que despierta la nostalgia por una época dorada del cine estadounidense.
Más allá de los premios Oscar —cinco en total por Kramer vs. Kramer (1979) incluyendo Mejor Película, Mejor Director y Mejor Guion Adaptado— la obra de Benton se distingue por una sensibilidad narrativa excepcional. Su enfoque profundamente humanista se refleja en cada una de sus películas, desde el drama desgarrador de Kramer vs. Kramer hasta la comedia negra de The Late Show (1977). La honestidad y la emotividad con las que abordaba los vínculos familiares marcaron un antes y un después en el cine.
Su talento no se limitó a la dirección. Antes de alcanzar la fama como cineasta, Benton trabajó como director de arte en la revista Esquire, experiencia que, sin duda, enriqueció su estética y sensibilidad. Su carrera comenzó como guionista, colaborando en la icónica Bonnie and Clyde (1967), un hito del llamado "Nuevo Hollywood".
Benton, nacido en Waxahachie, Texas en 1932, superó la dislexia para construir una carrera brillante. Su filmografía incluye obras maestras como Places in the Heart (1984) —por la cual ganó un Oscar al Mejor Guion Original— Nobody's Fool (1994), con un memorable Paul Newman, y The Human Stain (2003), adaptación de la novela de Philip Roth. Su última dirección, Feast of Love (2007), con Morgan Freeman y Greg Kinnear, es un testamento a su constante búsqueda de la excelencia narrativa.
Su habilidad para retratar personajes complejos y relaciones humanas profundas, sumado a su talento para extraer actuaciones memorables de sus actores, lo convirtieron en un director admirado y respetado. Robert Benton, más allá de los premios y el reconocimiento, deja un legado de historias que conmovieron y seguirán conmoviendo a generaciones.