Muere Marcel Ophüls: un legado cinematográfico imborrable

Hablamos de Marcel Ophüls, quien murió este sábado a los 97 años en su residencia del suroeste de Francia. Su nombre, quizás desconocido para muchos, se vincula inseparablemente con una obra monumental: La tristeza y la piedad, un documental de más de cuatro horas que provocó un terremoto en la Francia de los años setenta.
Nacido en Fráncfort en 1927, hijo del reconocido cineasta Max Ophüls, Marcel vivió el exilio desde temprana edad, primero huyendo de la Alemania nazi a Francia, y luego a Estados Unidos en 1941. "El exilio era una pérdida, pero también una ganancia," declaró en una entrevista con Les Inrocks, reforzando la idea de que esta experiencia marcó profundamente su visión del mundo y su obra.
Tras la muerte de su padre en 1957, Ophüls inició su propio camino en el cine. Experimentó con la ficción, pero su mayor impacto llegó con La tristeza y la piedad, un proyecto de 1969 realizado junto a los periodistas André Harris y Alain de Sédouy para la televisión pública francesa. El documental, a través de imágenes de archivo y entrevistas con diversas figuras –desde militares y políticos hasta ciudadanos comunes–, examinaba la vida en Clermont-Ferrand durante la ocupación nazi, revelando las complejidades y contradicciones de la sociedad francesa en esa época.
La respuesta a la película fue, cuando menos, inesperada. La cadena pública francesa se negó a emitirla, considerada por algunos, como Jean-Jacques de Bresson, como "una película que destruye los mitos que los franceses aún necesitan." Simone Veil, entonces en el consejo de administración de la cadena, compartía esta preocupación, argumentando que dañaba la imagen de Francia. Finalmente, gracias a la insistencia de figuras como François Truffaut, la película se estrenó en cines en 1971, llegando a la televisión francesa recién en 1981.
A pesar del éxito y la influencia de La tristeza y la piedad, Ophüls siempre restó importancia a su papel. “No podemos creer que el cine es una herramienta pedagógica,” afirmaba, desmintiendo la idea de que la película había cambiado radicalmente la perspectiva francesa sobre su propia historia. Su trabajo, sin embargo, marcó un antes y un después en el documental histórico, fusionando elementos de la ficción con la rigurosidad de la investigación, construyendo un estilo narrativo único a través de un montaje ágil y conversaciones profundas con sus entrevistados.
Su filmografía posterior incluye documentales como La memoria de la justicia y Hotel Terminus (galardonado con un Oscar en 1988), entre otros proyectos que exploraban la memoria histórica y el contexto político de diferentes conflictos. La trayectoria de Marcel Ophüls, con sus luces y sombras, permanece como un testimonio de la búsqueda de la verdad histórica a través de la lente cinematográfica, un legado que continúa resonando en la actualidad.