Antonio Banderas: de las calles de Málaga a la gloria de Hollywood

José Antonio Domínguez Bandera, el nombre detrás del mito, cumple hoy un año más de vida marcado por reinvenciones.

"El teatro fue mi salvación", confesó en alguna ocasión el actor, recordando sus primeros pasos en la Compañía Nacional de Teatro. Pocos saben que antes de los focos hubo un balón: a los 16 años, una lesión en el tobillo truncó su prometedora carrera como delantero en las divisiones juveniles del Málaga CF. El destino, caprichoso, lo empujó hacia otros escenarios.

Su filmografía con Pedro Almodóvar —desde Laberinto de pasiones hasta Dolor y gloria— no solo muestra su versatilidad actoral, sino que funciona como mapa de su evolución personal. Hollywood lo recibió con los brazos abiertos, aunque no sin obstáculos: para su debut en Los reyes del mambo (1992), memorizó diálogos en inglés fonético, técnica que perfeccionaría años después en Evita (1996).

Detalles que pintan al hombre detrás del artista:

• El infarto de 2017 que superó gracias a las aspirinas que su pareja, Nicole Kimpel, le colocó bajo la lengua
• Su paso por los calabozos de una comisaría madrileña tras una redada en la disco Rockola
• La línea de perfumes que mezcla sus raíces andaluzas con notas de su vida nómada

Hoy, mientras prepara su regreso a Broadway, Banderas personifica esa rara mezcla de elegancia y autenticidad que solo dan los años. "El infarto me enseñó que la felicidad está en las cosas simples", confesó al New York Times. Quizás por eso, en su cumpleaños número 63, el actor que conquistó Hollywood sin perder su acento malagueño sigue reinventándose: ahora como director, empresario y, sobre todo, como testimonio vivo de que el talento no tiene fecha de caducidad.

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