RÍO DE JANEIRO
El reinado de alegría, música y fiesta comenzó a regir con el desfile de las primeras comparsas
El Rey Momo sólo recibirá oficialmente las llaves de Río de Janeiro el 8 de febrero próximo pero el reinado de alegría, música y fiesta comenzó a regir hoy en Río de Janeiro con el desfile de las primeras comparsas.
Al menos veinte “blocos”, como se conoce a las comparsas que bailan y marchan detrás de las orquestas por las diferentes calles de la ciudad y que democráticamente admiten a cualquier persona en su fiesta callejera, le dieron el pistoletazo a sus desfiles a falta de dos semanas para el inicio del Carnaval de Río.
La tradicional “Banda de Ipanema”, con su vistoso y colorido ejército de “drag queens”, se tomó las calles del barrio que Tom Jobim y Vinicius de Moraes hicieron famoso con su oda a la “garota”, mientras que “Imprensa que eu gamo”, fundado por periodistas, hizo lo mismo en Laranjeiras.
El tiempo premió a los blocos que madrugaron este sábado debido a que una fuerte lluvia al final de la tarde decoloró la alegría de algunas de las comparsas aunque no fue suficiente para enfriar los ánimos de muchos de los que marchaban detrás de las orquestas disfrazados y al ritmo de la samba y de la cerveza.
“Nada hace al Carnaval menos fuerte, menos alegre, menos feliz. Ni la lluvia ni nada. El carioca es un pueblo feliz. Río es el carnaval y el carnaval soy yo también”, dijo a Efe la “drag queen” Juju Maravilha, con un disfraz en homenaje a Carmen Miranda en medio del desfile de la Banda de Ipanema.
El tiempo nublado impidió que la Banda de Ipanema arrastrara la misma multitud de otros carnavales pero no impidió los homenajes a los fallecidos Vinicius de Moraes y Ruben Braga, el periodista del que este mes se conmemoró el centenario de su nacimiento, que son considerados como pioneros de este tradicional bloco.
Otra personalidad homenajeada en las alegorías fue el arquitecto Oscar Niemeyer, fallecido el mes pasado a sus 104 años.
Los cerca de 40 músicos de la orquesta que animó la Banda de Ipanema llevaron al delirio a una “drag queen” que cantaba a la belleza de París con una reproducción muy colorida de la torre Eiffel sobre la cabeza y a dos chicos que se robaron la atención al llegar abrazados hasta la punta del desfile seguidos por un fotógrafo.