Ciudad de México
El sistema de Research In Motion definirá si permanece en el juego de ‘smartphones’.
El fabricante de los dispositivos BlackBerry, Research In Motion (RIM), se prepara para una batalla que no puede darse el lujo de perder.
La empresa espera revelar finalmente su nuevo sistema operativo para smartphones, BlackBerry 10, y un par de teléfonos nuevos; uno con un teclado físico y otro que solo tiene pantalla táctil. La cita es este 30 de enero, en una conferencia de prensa en Nueva York.
Pero, ¿quedan suficientes fanáticos de BlackBerry como para sostener a un nuevo tipo de smartphone de una empresa que lamentablemente se rezagó en la competencia, tanto en ventas como en innovación? Muchos usuarios de BlackBerry conservan el dispositivo porque se los da su empleador, lo que genera una penosa tendencia de llevar dos teléfonos; uno del trabajo y otro personal.
Para tener éxito, RIM debe persuadir a los grandes fanáticos de BlackBerry de actualizarse a algo radicalmente nuevo. BlackBerry también debe atraer a las empresas, mediante el énfasis en sus funciones de seguridad y soporte, y también distinguirse de las plataformas líderes en móviles, iOS y Android, y del nuevo chico del barrio: Windows Phone 8.
“Necesitan hacer todo absolutamente bien, desde el diseño del hardware hasta la interfaz del usuario del hardware, el número de las aplicaciones y el precio de éstas”, dijo la analista de la consultora de tecnología Gartner, Carolina Milanesi.
A diferencia de Microsoft, que aprendió de Windows Phone 7 e invirtió mucho dinero en perfeccionar y promover Windows Phone 8, RIM necesita que su nueva plataforma sea un éxito desde su debut.
Han sido un par de años difíciles para la empresa canadiense. Su incapacidad de mantener el ritmo de las amplias tiendas de aplicaciones y los sofisticados diseños de los dispositivos iOS y Android, le hizo perder usuarios. La imagen pública de la empresa resultó dañada conforme los poco modernos teléfonos BlackBerry se popularizan como blancos de burla en la prensa y con los propietarios de iPhones en cafeterías, bares y salas de juntas.
El corte global de servicios que padeció en 2011 no ayudó en absoluto. El impacto financiero fue brutal.