México, DF
Los sensores que controlarán las casas aún no pueden compartir información entre ellos.
El mundo de los hogares automatizados con gadgets es joven y emocionante, lleno de nuevos y prometedores productos. Pero también es un poco desastroso.
Existen dispositivos y aplicaciones para smartphones capaces de controlar todo en tu hogar. Pero también hay enfoques contradictorios, estándares y sistemas que hacen que el sueño de un hogar completamente conectado aún se vea muy lejano.
En años previos, el mundo del hogar conectado o inteligente era más aspiracional, con prototipos de refrigeradores con pantallas conectadas a internet y elaborados sistemas de seguridad para el hogar.
Pero este año el hogar de los Supersónicos finalmente es una realidad, con importantes vendedores ofreciendo productos reales y utilizables, y casi todos pueden controlarse desde un smartphone.
Hay cámaras de seguridad para el hogar que puedes monitorear desde cualquier lugar, sensores de movimiento, un producto llamado Plant Link que monitorea los niveles de humedad de tus plantas y te envía un mensaje de texto cuando necesitan agua. Hay un sensor que puedes poner en la tetera de tu abuela y que te alertará cuando olvide tomarse su taza por la mañana. Puedes controlar las persianas, revisar la calidad del aire, ver si las ventanas están abiertas, abrir la puerta de tu casa desde el otro lado del mundo para permitir la entrada a un visitante, o utilizar GPS para encender tu calentador cuando estás por llegar a tu casa. Las posibilidades son infinitas.
¿Cómo es que un producto de baja tecnología como la luz puede conectarse a tu smartphone?
Normalmente, los dispositivos tontos (interruptores de luz, tomas de corriente, termostatos) están equipados con módulos inalámbricos. Se comunican con el uso de wi-fi u otras tecnologías inalámbricas con un dispositivo conectado a internet, que recopila los datos y los almacena en la nube. Entonces, esa información es accesible desde una computadora o aplicación de smartphone, y la luz puede controlarse con el toque de un dedo desde cualquier parte del mundo.
Desafortunadamente, debido a la prisa con la que se lanzan nuevos productos e intentan cosas nuevas, la mayoría de los dispositivos o sistemas aún no funcionan bien unos con otros. Considera el Philips Hue, una bombilla inteligente y genial que cambia de color (se vende en la tiendas de Apple). Las bombillas se conectan al centro Philips Hue, y puedes cambiar los colores con la aplicación independiente Philips Hue.
Pero la aplicación no permite añadir un dispositivo de otro fabricante que abra las puertas de las mascotas o un radiocontrol al centro Philips. Eso significa que no puedes programar la luz de la cocina para que se cambie a un tono rojo sangriento y ajustar el estéreo para que reproduzca Eye of the Tiger cada vez que tu gato deambule en busca de su cena.
“En teoría, deberían funcionar juntos”, dijo Daniel Moneta, director ejecutivo de MMB Networks, una empresa que ayuda a los fabricantes de equipo a transformar sus productos analógicos en dispositivos inteligentes.
La tendencia de dispositivos individuales y sensores con sus propias aplicaciones para smartphones e infraestructura en la nube es insostenible. Imagina tener que revisar 50 aplicaciones para encontrar la llave correcta, o tener que abrir cada aplicación de una en una para establecer la configuración de vacaciones antes de viajar.