Biólogo japonés gana el Nobel de Medicina

El japonés Yoshinori Ohsumi fue galardonado ayer con el premio Nobel de Medicina por sus descubrimientos sobre la autofagia, a través de la cual las células digieren sus propios desechos y cuya disfunción puede provocar enfermedades como el Parkinson o la diabetes.
Ohsumi, de 71 años, realizó la mayor parte de su carrera de biólogo en la Universidad de Tokio, donde sus experimentos arrojaron las claves esenciales para comprender la renovación de las células, el envejecimiento y la respuesta del cuerpo ante el hambre y las infecciones.
“Las dificultades para estudiar el fenómeno hacían que supiéramos poco sobre el tema hasta que, en una serie de experimentos brillantes a principios de los años 1990, Yoshinori Ohsumi utiliza la levadura para identificar los genes esenciales de la autofagia”, explicó la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska, que otorga el premio.
“Después continuó para dilucidar los mecanismos subyacentes de la autofagia en la levadura y demostró que nuestras células empleaban un sofisticado mecanismo similar”, agregó.
El proceso es esencial para la renovación celular.
El belga Christian de Duve, uno de los tres laureados con el Nobel en 1974, fue quien dio nombre al proceso de la autofagia. De Duve también participó en los estudios que le valieron en 2004 el Nobel de Química al estadunidense Irwin Rose y a los israelíes Aaron Ciechanover y Avram Hershko. Un hallazgo para el buen envejecimiento.
El estudio del mecanismo de la autofagia determinó el origen y comprensión de varias patologías.
El descubrimiento del mecanismo de la autofagia, merecedor del Premio Nobel de Medicina, podría contribuir a una mejor comprensión de patologías como las vinculadas al envejecimiento y tal vez un día permitir vivir más tiempo gozando de buena salud, estimaron varios especialistas.
El japonés Yoshinori Ohsumi fue distinguido con el Nobel de Medicina por su investigación de la autofagia, un proceso de limpieza y, sobre todo, de “reciclaje” de las células.
“Este proceso es muy importante pues si la célula no es capaz de limpiarse, habrá una acumulación de desechos”, explicó Isabelle Vergne, investigadora del CNRS (Centro Nacional de Investigaciones Científicas, de Francia), que trabaja sobre la autofagia.
“Si este proceso se desbarata completamente, puede comportar numerosas patologías”, agregó. Es el caso de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson, enfermedades infecciosas o diferentes tipos de cáncer.
Pero otras patologías como la obesidad o la diabetes, algunas enfermedades cardiovasculares o intestinales o incluso la artrosis también estarían implicadas.
“La mayoría de las grandes patologías están ligadas a una insuficiencia o a una disfunción del proceso autofágico”, señaló por su parte el profesor Guido Kroemer, otro especialista francés que trabaja en el INSERM (Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica francés).
La autofagia (que significa “comerse a sí mismo”) es un proceso que se conoce desde los años 1960. Ohsumi identificó los genes esenciales en la autofagia en los años 1990 al experimentar con levadura y demostrar que nuestras células empleaban un mecanismo similar.
El descubrimiento provocó un florecimiento de investigaciones, que por el momento se han limitado a plantas y animales.
“Intentamos comprender porqué este proceso disminuye con la edad y encontrar innovaciones capaces de activarlo para mantener nuestras células en buen estado más tiempo y poder vivir una vida mejor y más larga”, señaló por su parte Ioannis Nezis, profesor de la Universidad británica de Warwick.
En la mayoría de las patologías, la autofagia debe ser estimulada, como en las enfermedades neurodegenerativas, para eliminar los agregados de proteínas que se acumulan en las células enfermas.