Calentar en tupper detonará obesidad

Ciudad de México
Hace unos días, el presidente del Senado, Martí Batres Guadarrama, lanzó en redes sociales el #TupperChallenge, mediante el cual invitaba a los senadores a llevar comida de su casa en recipientes de plástico para coadyuvar en las medidas de austeridad.
Aunque entre los legisladores no tuvo éxito, esta práctica es cada día más común entre los capitalinos quienes llevan sus alimentos a sus centros de trabajo en estos recipientes de plástico duro, conocidos como tuppers, porque son fáciles de transportar y de usar. Sin embargo, al calentarlos en el microondas, liberan una sustancia química denominada bisfenol A (BPA), la cual se pasa a los alimentos y podría aumentar el riesgo de padecer obesidad, sobre todo en varones, alertó el investigador del Departamento de Inmunología del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, Jorge Morales Montor.
Si bien estos recipientes son muy populares, porque resultan prácticos para transportar los alimentos del día, el académico detectó que el BPA, que es un compuesto base en la fabricación de plásticos duros, se libera cuando recibe el calor del microondas, logra migrar a la comida, y quien la ingiere también consume este compuesto orgánico, (que se utiliza en la producción de estos contenedores de plástico para que adquieran rigidez o dureza) el cual incrementa la probabilidad de que la persona suba de peso, porque es un factor que propicia la acumulación de grasa abdominal, especialmente en hombres.
“El bisfenol es un compuesto orgánico que se suma a la cadena de factores de riesgo para desarrollar obesidad, pues lo comprobamos en ratones machos y pudimos ver cómo, en 15 semanas, aumentaron 5 gramos de grasa, lo cual para un ratón es muchísimo”, dijo.
En entrevista con Excélsior, el investigador, que ha dedicado más de cinco años en investigar compuestos que afectan al sistema inmunológico o endócrino, detalló que querían averiguar si el bisfenol aumentaba el riesgo de desarrollar cáncer de próstata, pero el resultado mostró que los ratones en realidad subían de peso, pero, además, acumulando la grasa más difícil de eliminar.
“Les inyectamos el bisfenol a los ratones a los tres días de nacidos, porque esa edad es similar a los dos primeros años de vida de los humanos; pasando 15 semanas, cuando los ratones ya son adultos, vimos que a los que les inyectamos bisfenol tenían más grasa que a los que no les inyectamos ese compuesto”, explicó Morales Montor.
En el laboratorio de Investigaciones Biomédicas de la UNAM dieron seguimiento al incremento de peso de los ratones; “con un resonador magnético, localizaron la grasa y resultó que sí aumentó, sobre todo, en los machos, por lo que deducimos que este riesgo es mayor en hombres que en mujeres”, señaló.
Además de ver que el ratón subía de peso, analizaron la grasa que desarrolló, y encontraron que creció la más complicada de eliminar.