Brasil
Los policías desplegados respondieron con bombas de gas lacrimógeno.
Miles de manifestantes se congregaban para una nueva ronda de protestas masivas en Brasil el jueves. Desde la semana pasada, miles de personas han salido a las calles para expresar su descontento por la mala calidad de los servicios públicos y la corrupción gubernamental.
La policía acordonó el emblemático estadio Maracaná de Río de Janeiro y bloqueó el acceso a los manifestantes durante el partido de la Copa Confederaciones entre España y Tahití. Sólo se permitió la entrada al estadio a las personas que llevaban boleto.
La mayor de las más de 80 manifestaciones planeadas tuvo lugar en Río de Janeiro, en donde miles de manifestantes que ondeaban banderas y llevaban pancartas para exigir servicios públicos de calidad bloquearon varias calles y avenidas en una manifestación pacífica.
Miles de personas de todas las edades, muchas envueltas en banderas o con los colores nacionales verde, amarillo y azul pintados en las caras se reunieron frente a la majestuosa iglesia de la Candelaria en el centro de Río.
Se vieron escenas similares en Sao Paulo, Recife, Salvador y otras ciudades, en las que se reforzaron los escaparates de tiendas y las ventanas de los bancos en caso de que las protestas se tornaran violentas.
Las quejas de los manifestantes son de amplio alcance, por lo que ha habido pocas respuestas sobre cómo convertir el descontento en una lista coherente de demandas para el gobierno.
Al anunciar que el aumento en las tarifas del transporte público será revertida, el alcalde de Sao Paulo Fernando Haddad dijo que es “un gran sacrificio y tendremos que reducir las inversiones en otras áreas”.