Houston, tx
Tras agotarse los recursos legales para que el caso del mexicano fuese revisado, le aplican inyección letal.
Después de permanecer 20 años recluido, el migrante mexicano Édgar Tamayo murió ejecutado mediante una inyección letal que le fue aplicada en la prisión de Huntsville, al cumplirse la sentencia de muerte que le impuso el estado de Texas, Estados Unidos, por el homicidio de un policía en 1994.
Tamayo, según testigos presenciales de la ejecución, declinó decir unas últimas palabras antes de la inyección letal que acabó con su vida a las 21:32 hora local de este miércoles.
La ejecución de Édgar Tamayo, condenado a muerte por el asesinato de un policía estadunidense en 1994, se produjo con tres horas de retraso sobre el horario previsto, debido a la presentación de un recurso de última hora que fue rechazado por la Corte Suprema de EU.
A petición del preso, ningún familiar suyo presenció sus últimos momentos, a los que sí asistieron diversos parientes del agente asesinado, Guy Gaddis, entre ellos la madre y otros familiares cercanos.
Sólo lo quiero agradecer a la gente que en los últimos 20 años ha estado presente en apoyo a mi familia, organizaciones de policía y gente de asistencia a las familias de las víctimas. Me da gusto que se haya terminado y un poquito de mi corazón destrozado se siente mejor”, señaló la madre del policía asesinado.
Tamayo, de 47 años de edad, fue trasladado este miércoles a la Unidad Carcelaria Walls en Huntsville donde se ubica la llamada cámara de la muerte de Texas, luego de pasar casi 20 años encarcelado en la Unidad Polunsky, a unos 65 kilómetros de distancia.
Antes de su traslado, Tamayo conversó durante dos horas con sus padres, Héctor Tamayo e Isabel Arias, y recibió por separado durante otras dos horas a sus dos hijas.