BRUSELAS, BEL.
Las autoridades buscan a miembros de Isis en la capital de Bélgica .
Bélgica extendió el lunes por una semana su alerta de seguridad al nivel máximo, en medio de una búsqueda incansable de los miembros de Estado Islámico sospechosos de haber cometido los atentados en París.
La amenaza de ataques como los de la capital francesa se mantiene, dijo el primer ministro Charles Michel en una rueda de prensa tras una reunión con sus asesores de seguridad, aunque destacó que pese a eso quiere que la ciudad vuelva a la normalidad. El metro y las escuelas de la capital belga reabrirán el miércoles.
“La amenaza es la misma que ayer”, dijo Michel, que el sábado elevó el alerta a su máximo de grado cuatro para la ciudad de 1,2 millones de habitantes.
Mientras soldados y policías armados patrullaban las calles de Bruselas, fiscales dijeron que acusaron a una cuarta persona por delitos de terrorismo relacionados con los atentados del 13 de noviembre que dejaron 130 muertos en París.
Las autoridades liberaron a los 15 detenidos en diversos operativos del domingo. Dos de los cinco retenidos el lunes también fueron puestos en libertad, mientras que el resto sigue bajo custodia.
Tres fueron acusados la semana pasada, uno por posesión de armas de fuego y los otros por manejar casi 300 kilómetros desde Bruselas a París horas después de los ataques para buscar a Salah Abdeslam, de 26 años y cuyo hermano se inmoló en un café.
Pese a la intensa actividad policial, principalmente en Bruselas, Abdeslam sigue libre y los ministros dijeron que él u otras personas podrían ser una amenaza para la ciudad en la que los investigadores creen que se planearon los ataques de París.
Otro hermano de Abdeslam dijo que cree que el joven podría haber cambiado de idea y abandonado a los atacantes, una teoría que ganaba terreno luego de que se encontrara lo que parecía ser un cinturón de explosivos en un cesto de basura cerca de donde se rastreó la señal del teléfono celular de Abdeslam en París.
El metro de Bruselas, museos, muchos locales comerciales y salas de cine permanecieron cerrados el lunes en la usualmente animada capital de la Unión Europea, donde muchas personas optaron por trabajar desde sus hogares. Tampoco hubo universidades ni escuelas para casi 300.000 estudiantes.
La OTAN, que elevó su nivel de alerta desde los ataques en París, dijo que sus oficinas centrales en la ciudad están abiertas, aunque pidió a parte de sus 4.000 empleados que trabajen desde sus casas y canceló las visitas externas.
Las instituciones de la UE, que emplean a unas 21.000 personas en Bruselas, también estaban abiertas, con soldados patrullando en el exterior.