Un devastador accidente de helicóptero ha sacudido los cimientos políticos de Irán, cobrando la vida del presidente Ebrahim Raisí, su ministro de Exteriores Hossein Amirabdollahian y otros altos funcionarios del gobierno. Este suceso, que ha captado la atención mundial, ocurrió en la zona montañosa de Varzeqan, al noroeste del país, y ha dejado un vacío de poder con potenciales repercusiones nacionales e internacionales.
#Irán confirma muerte del presidente Ebrahim Raisi
El político iraní era conocido por sus posturas políticas ultraconservadoras y por contar con el apoyo del líder supremo del país, el ayatolá Ali Jamenei.
Su muerte ocurre en medio de las tensiones en Oriente Medio por la… pic.twitter.com/pAoKpOpSl7— DW Español (@dw_espanol) May 20, 2024
Según informes de la televisión estatal iraní y la agencia de noticias IRNA, el accidente fue provocado por condiciones meteorológicas adversas, obligando a la aeronave a intentar un aterrizaje de emergencia. Las labores de búsqueda, complicadas por la niebla y el difícil acceso al terreno montañoso, concluyeron con el hallazgo de los restos incendiados del helicóptero, sin sobrevivientes.
Ebrahim Raisí, nacido en 1960 en Mashhad, ascendió a la presidencia en 2021 tras dirigir el poder judicial y ser considerado un protegido del líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei. Su mandato ha estado marcado por controversias, incluida su elección con una baja participación y sanciones de Estados Unidos por su implicación en ejecuciones masivas de presos políticos en 1988.
La trágica muerte de Raisí, Amirabdollahian, el gobernador de Azerbaiyán Oriental Malik Rahmati, y el líder religioso de Tabriz, Mohammad-Ali Al-Hashem, plantea serias dudas sobre la estabilidad política de Irán y su futuro inmediato. Conforme al artículo 131 de la Constitución de la República Islámica, el primer vicepresidente Mohammad Mokhber asumirá provisionalmente las funciones presidenciales, pendiente de confirmación por el líder supremo.
Este cambio de liderazgo llega en un momento crítico para Irán. Internamente, la nación enfrenta una economía debilitada y crecientes tensiones sociales. En el ámbito internacional, sus relaciones con Occidente y países vecinos están en un punto álgido. La respuesta del nuevo liderazgo a estos desafíos será crucial para determinar el rumbo del país.
La comunidad internacional sigue de cerca los acontecimientos en Irán, consciente de que cualquier cambio significativo en su política podría tener amplias repercusiones. La estabilidad en Oriente Medio, una región ya de por sí volátil, podría verse seriamente afectada por esta inesperada transición de poder.