En un sorprendente experimento social, James, un joven chef de origen japonés residente en Sídney, demostró el poder del 'gastromarketing' al montar un falso restaurante de ramen de 5 estrellas, llamado 'Nisen Jangaru Ramen', utilizando nada más que sopa instantánea como base de sus platos. La situación dejó a cientos de comensales creyendo que estaban disfrutando de una auténtica experiencia gourmet, revelando las trampas detrás de la industria gastronómica.
En tan solo siete días, James y sus amigos transformaron la planta baja de la casa de un amigo en un restaurante que ofrecía "una experiencia que solo dura dos noches al año". El equipo atrajo a clientes mediante correos electrónicos enviados a influencers australianos, quienes, dudosos por la promesa de una experiencia exclusiva, acudieron en masa, ayudando a viralizar el evento.
Durante las dos noches en que 'Nisen Jangaru Ramen' estuvo abierto, cientos de personas hicieron fila durante horas para probar el supuesto ramen de autor. Los comensales no solo quedaron impresionados, sino que algunos incluso afirmaron que pagarían más de $50 dólares por tazón, convencidos de que estaban degustando ramen de alta calidad.
James y sus amigos no podían creer lo bien que estaba resultando el experimento, pues todos los comensales creían que genuinamente estaban comiendo ramen de autor, mencionó otro colaborador del proyecto.
La reacción del público al descubrir el engaño fue variada; mientras algunos se tomaron el asunto con humor, otros expresaron su ofensa en redes sociales, señalando cómo habían sido víctimas de una sofisticada farsa. La estrategia del 'gastromarketing' consiste en inflar los precios de los platillos con la promesa de ofrecer una 'experiencia gastronómica' única, que a menudo se basa más en el marketing y la presentación que en la calidad real de la comida.