A pesar de su belleza, el terreno bajo la ciudad de Rancho Palos Verdes, con sus lujosas mansiones a orillas del Pacífico, se ha ido desmoronando lentamente. La culpa es de una combinación de factores geológicos y climáticos que se han intensificado en los últimos años.
La península, formada por roca débil y arcilla resbaladiza, está expuesta a las olas que constantemente erosionan los acantilados. El agua se filtra en el subsuelo, creando planos resbaladizos que son el caldo de cultivo para los deslizamientos. Dos inviernos excepcionalmente húmedos, resultado del cambio climático, han acelerado el proceso. La lluvia intensa se filtra en el terreno, saturando la tierra y aumentando el riesgo de deslizamientos.
El problema no es nuevo. La zona ha sufrido deslizamientos durante décadas, pero la situación actual es mucho más grave. Las recientes lluvias han provocado deslizamientos masivos que han dañado o destruido casas, cortado el suministro eléctrico y obligado a evacuar a los residentes.
Las soluciones, si es que existen, son complejas y costosas. La comunidad ha invertido en proyectos para frenar los deslizamientos, pero la magnitud de la crisis actual hace que estas medidas sean insuficientes. Los expertos advierten que la situación podría empeorar antes de que mejore, y el futuro de Rancho Palos Verdes está en juego.