Su madre, Carmen Villalobos, residente de Tijuana, enfrentó una angustia adicional: la incertidumbre de poder despedirse de su hija, a quien no veía desde su deportación hace 10 años.
Avigail, quien nació con parálisis cerebral, siempre fue descrita por su padre, Alejandro Silva, como una joven amable y serena. Desafortunadamente, el pasado jueves, mientras se encontraba en su casa en Tijuana, Avigail sufrió una caída por las escaleras. Si bien los servicios médicos locales inicialmente la declararon estable, su condición empeoró rápidamente.
Tras varios días de lucha por la vida, la familia recibió la noticia de que la lesión cerebral de Avigail era irreversible. Sufrió un paro respiratorio y los médicos del Centro Médico UC San Diego la conectaron a un respirador artificial.
En medio de la tragedia, la familia se enfrentó a la desgarradora situación de que Carmen, quien es indocumentada, no podía cruzar la frontera para despedirse de su hija. Las autoridades fronterizas, conmovidas por el dolor de la familia, otorgaron a Carmen un permiso humanitario para ver a Avigail por última vez.
Finalmente, Carmen pudo llegar a San Diego y abrazar a su hija, expresándole su amor incondicional. La familia pudo despedirse de Avigail en un momento tan difícil. La tragedia de Avigail nos recuerda la fragilidad de la vida y la importancia de la familia.