Una anciana, bajo el cuidado de una asistente, se convirtió en víctima de robos perpetrados por la amiga de su cuidadora, Yailet Rodríguez. Las cámaras de seguridad, silenciosos testigos del drama, captaron a Rodríguez en al menos tres ocasiones, sustraendo dinero en efectivo de la residencia de la víctima.
Un robo a una persona mayor es considerado un delito grave en Florida, afirma un comunicado de las autoridades.
Las imágenes, que solo el hijo de la víctima pudo ver, revelaron la verdadera naturaleza de Rodríguez. La cuidadora, inocente de la traición de su amiga, recibió una llamada que la dejó atónita. Su propia amiga, a quien ella confiaba, se había aprovechado de la vulnerabilidad de la anciana.
La rápida acción de la familia permitió que las autoridades detuvieran a Rodríguez cerca de su domicilio en el suroeste de Miami, donde enfrenta cargos por hurto y un proceso judicial con una fianza de 5,000 dólares.
Este caso refleja una triste realidad: la vulnerabilidad de los adultos mayores ante la traición de quienes se suponía debían protegerlos. La confianza, cimiento de la sociedad, se tambalea ante la avaricia y la deshonestidad.