La noticia, que conmocionó a muchos, llegó a través de un comunicado emitido por su hija Kerry Kennedy en la plataforma X (anteriormente Twitter), el martes por la noche.
Ethel está cómoda, recibiendo la mejor atención posible y rodeada de su familia, según el comunicado.
La familia Kennedy, un nombre sinónimo de poder e influencia en Estados Unidos, ha estado en el centro de atención durante décadas. Ethel, de 96 años, es una de las últimas figuras de una generación que marcó la historia del país. Su vida, marcada por la tragedia y la resiliencia, ha sido una fuente de inspiración para muchos.
Ethel era la matriarca de una familia que encarnó el espíritu de la era JFK, un periodo de optimismo y cambio social. Ella estuvo al lado de Robert F. Kennedy durante su carrera política, y fue testigo de su asesinato en 1968, un evento que conmocionó a la nación.
A pesar de las tragedias que ha vivido, Ethel ha dedicado su vida a promover la justicia y los derechos humanos. Fundó el Centro Robert F. Kennedy para la Justicia y los Derechos Humanos en 1968, una organización que se ha dedicado a defender los derechos humanos a través de litigios, defensa, educación e inspiración.
Ethel ha sido una defensora incansable de causas sociales, participando activamente en movimientos como la Coalición para el Control de Armas, las Olimpiadas Especiales y el Cuerpo de Conservación de la Tierra. Su compromiso con la justicia social la ha llevado a participar en protestas y manifestaciones hasta la edad de 90 años.
La noticia de su derrame cerebral ha generado una ola de preocupación y apoyo por parte de familiares, amigos y admiradores. La familia ha pedido privacidad mientras Ethel se recupera, y han expresado su confianza en que su fortaleza y espíritu la ayudarán a superar este desafío.