La desinformación y la paranoia se han filtrado en la respuesta a la tragedia, creando un clima de tensión y miedo. FEMA, la agencia federal para el manejo de emergencias, se encuentra en la línea de fuego de esta nueva amenaza. Milicianos armados, impulsados por rumores y teorías conspirativas, se han dedicado a buscar a los trabajadores de FEMA en las zonas afectadas. Estas milicias, según reportes de CNN y Washington Post, se encuentran circulando en camiones, buscando a los equipos de ayuda.
La situación se ha vuelto tan tensa que los trabajadores de FEMA han sido trasladados a lugares seguros como medida de precaución. En el condado de Rutherford, uno de los más afectados por el huracán, los trabajadores tuvieron que ser reubicados tras recibir amenazas directas.
La desinformación se ha convertido en un enemigo peligroso, afectando a los esfuerzos de ayuda y poniendo en riesgo la seguridad de quienes trabajan para ayudar a las víctimas del huracán. La situación refleja la fragilidad de la confianza y la facilidad con la que se propagan rumores en tiempos de crisis.
El huracán Helene, una tragedia que ha dejado al menos 235 muertes, continúa golpeando al sureste de Estados Unidos. La devastación es significativa y los esfuerzos de recuperación son largos y complejos. A pesar de las dificultades, los trabajadores de FEMA siguen ofreciendo asistencia, adaptando sus operaciones a las nuevas realidades de amenaza y desconfianza.