Según datos recientes, durante los primeros ocho meses de 2024, se encontraron 108 cuerpos de migrantes, la mayoría provenientes de México y Centroamérica, en áreas a menos de 10 millas de El Paso, Texas. Este número contrasta notablemente con solo 9 muertes registradas en 2020 y 10 en 2019. Los expertos atribuyen este aumento a las condiciones cada vez más peligrosas impuestas por las bandas de contrabando que guían a los migrantes hacia rutas desérticas y montañosas.
Uno de los principales factores detrás de este incremento es el tratamiento brutal que reciben los migrantes por parte de los contrabandistas, quienes a menudo los llevan por caminos más peligrosos y en condiciones extremas de calor. La Oficina del Investigador Médico de la Universidad de Nuevo México ha visto un aumento en su carga de trabajo debido a esta tragedia, manejando casos en los que las autopsias suelen confirmar la muerte por causas relacionadas con el calor. Heather Edgar, antropóloga forense, expresó su consternación ante el aumento de muertes, ya que anteriormente los números eran consistentemente bajos.
La situación es un tema de preocupación humanitaria, especialmente en el contexto de las elecciones presidenciales de noviembre. A pesar de que los votantes consideran la inmigración y la seguridad fronteriza como prioridades, los candidatos se han centrado principalmente en medidas para evitar la entrada de migrantes y deportar a quienes ya están en el país. Esta falta de enfoque en la crisis humanitaria ha generado críticas entre defensores de los derechos de los migrantes.
Recientemente, las autoridades de Nuevo México han intensificado sus esfuerzos para desmantelar las redes de contrabando humano. En una operación reciente, se arrestaron a 16 personas y se rescataron a 91 víctimas de tráfico. Además, U.S. Customs and Border Protection ha implementado medidas de vigilancia, incluyendo un dirigible y torres móviles equipadas con radar para monitorear la actividad en la región. También se han añadido más estaciones de emergencia a lo largo de la frontera para ayudar a quienes se encuentren en peligro.
A pesar de estos esfuerzos, la crisis persiste. Este verano, la Patrulla Fronteriza amplió sus esfuerzos de búsqueda y rescate, y rescató casi 1,000 migrantes en Nuevo México y Texas en el último año, un aumento significativo respecto al año anterior. Organizaciones comunitarias, como el 'Hope Border Institute', han comenzado a dejar agua en corredores peligrosos para ayudar a los migrantes. Sin embargo, la creciente violencia de las organizaciones delictivas y las restricciones de asilo han hecho que la situación sea aún más precaria.
El cambio climático también juega un papel crucial en este escenario. Este año, el área de El Paso experimentó su junio más caluroso, con temperaturas que alcanzaron récords de hasta 109 grados. Estas condiciones extremas son especialmente peligrosas para los migrantes que atraviesan largas distancias sin acceso a alimentos ni agua. Las rutas más largas y difíciles, a menudo elegidas por los contrabandistas, han contribuido a un aumento en las muertes por agotamiento y deshidratación.
Las estadísticas son alarmantes: en 2024, el número de muertes en Nuevo México se acerca a las cifras en el desierto de Sonora en Arizona, que también ha visto un aumento en las muertes de migrantes. Casi la mitad de las víctimas en Nuevo México este año han sido mujeres, muchas de ellas en sus 20s. Las historias de familias que esperan el regreso de sus seres queridos resaltan la tragedia humana detrás de estos números. Como señaló el Sheriff del Condado de Doña Ana, "no debería ser una sentencia de muerte intentar llegar a Estados Unidos". La situación actual requiere urgentemente atención y soluciones para evitar más tragedias en la frontera.