Tragedia en San Antonio: Bebé de 11 meses muere por disparo accidental de un niño de 3 años
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Leonora LagardaUn bebé de tan solo 10 o 11 meses de edad murió a causa de un disparo accidental, un disparo que no salió de una guerra, sino de un vehículo estacionado afuera del Centro Médico Audie L. Murphy VA. El responsable: un niño de tres años, un pequeño que no comprendía las consecuencias de sus acciones. El arma, un rifle cargado, estaba en la parte trasera del vehículo, al alcance del pequeño.
La noticia de la tragedia se propagó como la pólvora, llevando a muchos a preguntarse: ¿cómo pudo suceder esto? ¿Cómo un niño tan pequeño tuvo acceso a un arma cargada? La tragedia en San Antonio es solo un ejemplo de una creciente preocupación en Estados Unidos: el número de tiroteos accidentales en los que participan niños ha aumentado considerablemente en los últimos años.
El CDC, a través de estudios, ha confirmado la terrible realidad: cientos de niños han perdido la vida jugando con armas de fuego, con la mayoría de estas muertes consideradas evitables. La investigación reveló que la mayoría de estas tragedias son atribuibles a armas que estaban cargadas y sin asegurar.
Texas, un estado donde las leyes sobre la posesión y el almacenamiento de armas son laxas, ha visto un aumento significativo en el número de estos incidentes. En 2023, se registraron al menos 36 tiroteos involuntarios cometidos por niños, 14 de ellos fatales.
El incidente en San Antonio, aunque escalofriante, no es un caso aislado. Un incidente similar ocurrió recientemente en Harris County, Texas, donde una niña de cinco años se disparó accidentalmente con un arma que pertenecía a su padre. Afortunadamente, la niña sobrevivió tras una cirugía, pero la tragedia sirve como un contundente recordatorio de la necesidad de almacenar las armas de fuego de manera segura.
La tragedia en San Antonio y otros incidentes similares en Texas plantean interrogantes importantes sobre la seguridad de las armas de fuego y las responsabilidades de los adultos en la prevención de estos accidentes. La pregunta que todos se hacen es: ¿cuántas tragedias más se necesitan para que la seguridad de las armas de fuego sea una prioridad en Estados Unidos?
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