El contenido de los mensajes, aunque similar en su intención, variaba en cada caso. Lo que unía a todos era su carácter anónimo y la forma en que se dirigían particularmente a personas afrodescendientes. La situación se extendió rápidamente, alcanzando otros estados como Nueva York, Alabama, Ohio, Pensilvania, Tennessee y California, lo que llevó a una investigación a nivel nacional.
La reacción del SFUSD fue inmediata, condenando los mensajes y ofreciendo su apoyo a los estudiantes afectados. La Oficina Federal de Investigaciones (FBI) se unió a la investigación, con el objetivo de identificar a los responsables y prevenir futuras amenazas. El distrito escolar, en colaboración con la NAACP, el Departamento de Niños, Jóvenes y sus Familias (DCYF) y varias organizaciones religiosas, emitió un comunicado conjunto donde expresaron su solidaridad con la comunidad afrodescendiente y reafirmaron su compromiso con la diversidad e inclusión. "San Francisco es un ejemplo de diversidad, y no permitiremos que actitudes excluyentes tengan cabida en nuestra ciudad", declaró el distrito escolar.
La investigación del FBI, que continúa a nivel nacional, busca comprender la magnitud del problema y prevenir incidentes similares. Este caso pone de manifiesto la importancia de reforzar las medidas de seguridad y prevención en las escuelas y comunidades, no solo en San Francisco, sino en todo el país.