El incidente ocurrió en la ciudad de Quetta, capital de la provincia de Baluchistán, cuando decenas de pasajeros esperaban un tren con destino a Rawalpindi. La explosión, que destrozó la estructura de la plataforma y dejó maletas dispersas por el lugar, cobró la vida de soldados, personal ferroviario y civiles que se encontraban en la zona.
El Ejército de Liberación de Baluchistán (ELB), grupo separatista que busca la independencia de la provincia, se adjudicó la autoría del atentado. En un comunicado, el ELB declaró que el objetivo del ataque eran los soldados presentes en la estación de tren.
La tragedia provocó una ola de indignación en Pakistán. El primer ministro Shehbaz Sharif condenó enérgicamente el acto terrorista y aseguró que los responsables "pagarán un precio muy alto". Además, reiteró la determinación del gobierno de combatir el terrorismo y garantizar la seguridad del país.
El ataque en la estación de tren se suma a una serie de actos violentos que han azotado Baluchistán en los últimos meses. En agosto, el ELB perpetró diversos ataques coordinados contra autobuses, policías y fuerzas de seguridad, dejando un saldo de más de 50 muertos.
Baluchistán, rica en recursos naturales, enfrenta un conflicto de larga data entre el gobierno central y grupos separatistas que reclaman la autodeterminación para la provincia. El ELB, uno de los grupos más activos, busca la independencia de Baluchistán y ha incrementado su actividad en los últimos años, especialmente con ataques contra fuerzas de seguridad y ciudadanos extranjeros.