Sin embargo, la misma agencia que podría dirigir es también la que propone abolir. En una reciente entrevista, Justice dejó claro su punto de vista respecto al Departamento de Educación (DOE), asegurando que este ha sido un obstáculo para el éxito de los estudiantes y ha restado poder a los padres. "Los padres son los principales impulsores del éxito estudiantil. Necesitamos ponerlos de nuevo al volante", afirmó Justice.
Según Justice, la creación del DOE ha coincidido con una caída en los puntajes académicos y un aumento en la influencia de los sindicatos de maestros, los cuales, en su opinión, no están priorizando la educación de los estudiantes. Además, criticó la presencia de currículos progresistas, como la educación sobre diversidad, equidad e inclusión (DEI) y la teoría crítica de la raza (CRT), que, según ella, desvían la atención de lo que realmente importa en la educación. "Los niños en Kenia están aprendiendo el mismo tipo de educación sexual que los niños en Nueva Jersey. Necesitamos detener esta influencia global y el despilfarro en el Departamento de Educación", agregó.
A pesar de su postura en favor de la disolución del DOE, Justice reconoce que este proceso sería difícil, ya que requeriría la aprobación de 60 senadores. Algunos expertos apuntan que una opción más viable sería la aprobación de un proyecto de ley de reconciliación que defienda las posiciones burocráticas y los programas educativos en lugar de eliminar por completo la agencia. Sin embargo, Justice no se desanima y propone alternativas si el DOE permanece en funcionamiento.
Entre las propuestas de Justice, se encuentran la eliminación de la teoría crítica de la raza en las aulas y la puesta fin a lo que ella describe como "la locura transgénero" en las escuelas públicas. También aboga por una mayor transparencia en los programas educativos, asegurando que los padres tengan acceso total a la información sobre lo que sus hijos están aprendiendo en la escuela. Además, promueve el aumento de las opciones de elección escolar, permitiendo a los padres decidir el tipo de educación que más conviene a sus hijos.
La postura de Justice sobre la educación se enmarca en un contexto más amplio de críticas hacia los currículos progresistas que, según muchos conservadores, están alterando la educación tradicional y desviando recursos de lo que considera prioridades fundamentales como las materias académicas tradicionales. Estos temas han sido especialmente relevantes en la política educativa estadounidense, con una creciente división entre aquellos que apoyan la educación pública tradicional y quienes piden una mayor reforma o la abolición de ciertos departamentos federales.
Al final, Justice confía en que, si se le da la oportunidad, la administración de Trump podrá llevar a cabo las reformas necesarias para devolver el control de la educación a los padres y mejorar los resultados educativos. "El presidente Trump es un hombre muy inteligente, y estoy segura de que encontrará muchas maneras de cumplir sus promesas a los estadounidenses", concluyó Justice, destacando la necesidad de un enfoque más sensato y pragmático en la gobernanza educativa del país.