Durante varios meses, Moynihan cultivó una relación de confianza con la víctima, quien fue convencida de invertir sumas significativas en un supuesto negocio respaldado por Elon Musk, prometiéndole retornos exorbitantes. A través de un perfil falso, el acusado intercambió mensajes con la mujer, asegurándole que su inversión podría generarle hasta 55 millones de dólares.
La mujer, siguiendo las instrucciones de Moynihan, transfirió un total de 600,000 dólares a cuentas vinculadas a él y a su empresa, Jeff’s Painting and Pressure Washing, LLC. Este esquema no solo resultó en pérdidas económicas considerables, sino que también causó un daño emocional profundo, como lo expresó el esposo de la víctima, quien se mostró angustiado al descubrir que sus ahorros habían sido comprometidos.
La investigación, llevada a cabo por la Unidad de Fraude a Ancianos del Departamento de Policía de Bradenton, reveló la magnitud del fraude. Se encontraron registros financieros que confirmaron las transferencias de dinero desde la cuenta de la víctima hacia las cuentas de Moynihan, evidenciando la sofisticación del esquema. Actualmente, Moynihan enfrenta múltiples cargos, incluyendo robo mayor y fraude financiero.
Este incidente es un claro reflejo de un problema más amplio que afecta a los adultos mayores en Estados Unidos. Según el Centro de Quejas de Crímenes en Internet del FBI, las pérdidas por fraudes en línea alcanzaron la alarmante cifra de 12,500 millones de dólares en 2023, con 652 millones de dólares relacionados específicamente con estafas de confianza y romance.
Los adultos mayores, a menudo menos familiarizados con la tecnología y más propensos a confiar en los demás, se han convertido en blancos fáciles para los estafadores. Para mitigar este riesgo, expertos sugieren varias medidas preventivas:
- Educar a los adultos mayores sobre el uso seguro de la tecnología.
- Alertarlos sobre los peligros de los perfiles falsos y la importancia de no compartir información personal en línea.
- Supervisar las actividades digitales de los mayores y mantener una comunicación abierta sobre posibles fraudes.
- Implementar políticas bancarias más estrictas, como alertas tempranas para detectar transacciones sospechosas.
- Realizar campañas de concienciación pública para prevenir futuros casos de fraude.