En un hallazgo que ha capturado la atención de los amantes de la música, se ha descubierto una partitura manuscrita en la Morgan Library & Museum de Nueva York, que podría estar vinculada a uno de los compositores más influyentes de la era romántica. Este descubrimiento, que se remonta a un trabajo melancólico, ha despertado el interés de expertos y aficionados por igual.
La partitura, que se asemeja al tamaño de una tarjeta de índice, presenta un vals que, aunque no lleva título ni firma, ha sido objeto de análisis por parte de Robinson McClellan, curador del museo. Según McClellan, esta podría ser la primera obra nueva asociada con Frédéric Chopin en casi un siglo. Sin embargo, el curador también ha señalado que la autenticidad de la obra como creación original de Chopin sigue siendo incierta.
La pieza, que se encuentra en la tonalidad de la menor, se caracteriza por su “sección de apertura muy tormentosa y melancólica”, que luego se transforma en una melodía más típica del compositor. “Este es su estilo. Esta es su esencia”, afirmó McClellan durante una reciente visita al museo.
El manuscrito fue descubierto en mayo mientras McClellan revisaba una colección perteneciente al difunto Arthur Satz, un ex presidente de la Escuela de Diseño de Interiores de Nueva York. La autenticidad del documento fue verificada por expertos, quienes confirmaron que el papel y la tinta eran consistentes con los materiales que Chopin utilizaba en su época.
A pesar de estos hallazgos, un análisis caligráfico reveló que el nombre “Chopin” en la parte superior de la hoja fue escrito por otra persona. Artur Szklener, director del Instituto Fryderyk Chopin en Varsovia, también ha comentado sobre la consistencia del documento con los materiales que Chopin usaba durante sus primeros años en París.
Musicalmente, la obra evoca el “estilo brillante” que hizo famoso a Chopin, aunque presenta características inusuales. Szklener sugiere que podría ser un trabajo en progreso o incluso una copia de otra obra, posiblemente coescrita con un estudiante.
El profesor Jeffrey Kallberg, experto en Chopin, describió la pieza como una “pequeña joya” que el compositor probablemente tenía la intención de regalar. “Muchas de las piezas que daba como regalos eran cortas, como ‘aperitivos’ de una obra completa”, explicó Kallberg.
Por su parte, David Ludwig, decano de música en la Juilliard School, destacó que, si la partitura es auténtica, sería una de las más breves conocidas de Chopin, con una duración de menos de un minuto al piano. “Un descubrimiento como este destaca el hecho de que la música clásica es en gran medida una forma de arte viva”, concluyó Ludwig.
Este hallazgo se produce en un contexto donde la música clásica sigue revelando sorpresas, como el reciente anuncio de las Bibliotecas Municipales de Leipzig sobre una pieza desconocida de Wolfgang Amadeus Mozart. La historia de la música continúa desarrollándose, invitando a la reflexión y al asombro.