La escalada de violencia ocurre en un momento en que los diplomáticos están trabajando para negociar un cese al fuego entre Israel y Hezbollah. El enviado de Estados Unidos, Amos Hochstein, viajó a la región en un intento de negociar un acuerdo de cese al fuego para poner fin a más de 13 meses de combates entre Israel y Hezbollah.
El bombardeo israelí ha provocado la muerte de más de 3.500 personas en el Líbano, según el Ministerio de Salud libanés. Ha desplazado a aproximadamente 1,2 millones, o la cuarta parte, de la población de Líbano. Del lado israelí, unos 90 soldados y casi 50 civiles han muerto por bombardeos en el norte de Israel y en los combates.
Un edificio de ocho pisos quedó reducido a escombros en el centro de Beirut, y la zona es residencial, con edificios muy juntos y calles estrechas, lo que hace que la situación sea difícil, según Walid Al-Hashash, rescatista de la Defensa Civil Libanesa.
El ejército de Israel no comentó sobre las bajas. También el sábado, un ataque de dron mató a dos personas e hirió a tres en la ciudad portuaria sureña de Tiro, según la Agencia Nacional de Noticias de Líbano, controlada por el Estado.
Mohammed Bikai, portavoz de la facción palestina Fatah en el área de Tiro, dijo que los muertos eran refugiados palestinos del cercano campamento de al-Rashidieh que habían salido a pescar. A pesar de la advertencia de evitar la costa sur de Líbano, emitida el mes pasado por el ejército israelí, "no puedes decirle a alguien que necesita comer que no puede pescar", dijo Bikai.
El Ministerio de Salud dijo que ocho personas murieron en otros ataques aéreos, entre ellas, cuatro niños, en la ciudad oriental de Shmustar, cinco más en el pueblo sureño de Roumin, y otras cinco en el pueblo nororiental de Budai.
Los diplomáticos occidentales describieron los puntos en disputa entre Israel y Líbano en las negociaciones de cese al fuego. Ambos hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados para discutir las conversaciones.
En la propuesta actual se pide un cese al fuego de dos meses, durante el cual las fuerzas israelíes se retirarían de Líbano y Hezbollah terminaría su presencia armada a lo largo de la frontera al sur del río Litani. Miles de tropas más del ejército libanés patrullarían la zona fronteriza junto con los cascos azules de la ONU, y una comisión internacional supervisaría la implementación del acuerdo.
Los diplomáticos dijeron que Israel quería más garantías de que las armas de Hezbollah se eliminarían de la zona fronteriza. Autoridades israelíes han dicho que no aceptarían un acuerdo que no les otorgue explícitamente la libertad de atacar en Líbano si creen que Hezbollah viola dicho acuerdo.
Autoridades libanesas han dicho que la inclusión de ese término violaría la soberanía de su país. Y el líder de Hezbollah, Naim Kassem, dijo esta semana que el grupo no aceptaría un acuerdo que no implique un "fin completo y exhaustivo a la agresión".
Líbano e Israel también disputan qué países estarían en la comisión de vigilancia. Los diplomáticos dijeron que Israel se negó a permitir la participación de Francia, que ha estado cerca de Líbano desde que terminó su gobierno colonial en ese país. Líbano se negó a admitir a Reino