Durante una cena en la residencia de Donald Trump, Mar-a-Lago, en Florida, ambos líderes discutieron varios temas de política bilateral, incluyendo la implementación de aranceles del 25% sobre las importaciones canadienses y mexicanas.
Según fuentes cercanas a la conversación, Trump expresó su descontento por el déficit comercial de 100 mil millones de dólares anuales con Canadá, lo que consideró un desequilibrio que justifica la imposición de los aranceles. "Los aranceles se mantendrán hasta que Canadá y México tomen medidas drásticas para detener el flujo de drogas e inmigrantes ilegales hacia EE.UU.", dijo Trump.
Justin Trudeau reaccionó señalando que los aranceles causarían un daño significativo a la economía canadiense. En ese momento, Trump sugirió, con tono jocoso, que Canadá se convirtiera en un estado más de Estados Unidos, eliminando así la necesidad de los aranceles. Esta sugerencia fue recibida con risas nerviosas por parte de Trudeau y otros asistentes a la cena.
La conversación también tocó un tema más delicado cuando uno de los comensales sugirió que Canadá, de unirse a EE.UU., podría convertirse en un estado liberal. Trump, aparentemente en tono de broma, sugirió que se podría dividir Canadá en dos partes: una liberal y otra conservadora, lo que generó más risas entre los presentes.
Este encuentro entre Trump y Trudeau marca el inicio de lo que promete ser una relación tensa entre ambos gobiernos a partir de enero, cuando Trump asuma oficialmente la presidencia. La propuesta de los aranceles y la sugerencia de que Canadá podría unirse a Estados Unidos para evitar sus efectos resalta las profundas diferencias en las políticas comerciales y migratorias entre los dos países.