Según los abogados de Daniel Penny, Steven Raiser y Thomas Kenniff, la oficina del fiscal está intentando "preparar el terreno" para una sentencia más leve, lo que consideran "impropio y engañoso". Afirmaron que, aunque técnicamente es cierto que el cargo no lleva una pena mínima obligatoria, la pena máxima es de 15 años en prisión estatal.
La defensa de Penny ha expresado su preocupación por la forma en que la fiscalía está presentando el caso, sugiriendo que se están excediendo en sus límites y creando una narrativa racial que no está respaldada por los hechos. Los expertos legales han señalado que la estrategia de la fiscalía es inusual y puede indicar que están intentando salvar la cara después de presentar un caso que muchos consideran débil.
El alcalde de la ciudad de Nueva York, Eric Adams, ha hablado en defensa de Penny, afirmando que "respondió como debemos haber hecho como ciudad" cuando se enfrentó a Jordan Neely, quien había estado gritando amenazas de muerte en el vagón del metro. Sin embargo, la fiscalía ha pintado a Penny como un hombre sin remordimiento, que no vio la "humanidad" de Neely.
La cuestión de la remordimiento de Penny puede ser un factor clave en la sentencia, ya que los jueces buscan ver a personas que han aceptado la responsabilidad de sus acciones. Sin embargo, esto no tiene un impacto directo en la culpabilidad o inocencia del acusado.
La deliberación del jurado continúa, y se espera que se anuncie un veredicto en los próximos días. Mientras tanto, la oficina del fiscal sigue intentando influir en la opinión pública sobre el caso, lo que ha generado críticas y especulaciones sobre sus motivaciones.
Entre las posibles explicaciones para la estrategia de la fiscalía se encuentran la posibilidad de que estén intentando preparar el terreno para una sentencia más leve o que estén intentando salvar la cara después de presentar un caso débil. Sin embargo, la verdadera motivación detrás de sus acciones sigue siendo un misterio.