Según tres fuentes familiarizadas con los planes, los países incluyen, entre otros, a Turcas y Caicos, Bahamas, Panamá y Granada. Estos planes podrían significar que miles, si no cientos de miles, de migrantes quedarían desplazados permanentemente en países donde no conocen a ninguna de las personas ni el idioma y no tienen conexión con la cultura. No está claro si a los migrantes se les permitirá quedarse legalmente para trabajar y vivir en los países a los que son deportados.
La práctica de deportar a migrantes a terceros países no es nueva. En 2019, durante el primer mandato de Trump, se envió migrantes a Guatemala como parte de un acuerdo con ese país para aceptar a personas de otros países que buscaban asilo en Estados Unidos. Según esa política, los solicitantes de asilo que habían cruzado recientemente a Estados Unidos eran subidos a un avión con destino a Guatemala sin saber a dónde iban.
La Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU) y otros grupos que defienden los derechos de los inmigrantes demandaron a la administración Trump por esta política. La demanda aún está pendiente en un tribunal federal. "Presentamos una demanda por este tipo de política durante la primera administración de Trump porque era ilegal y ponía a los solicitantes de asilo en grave riesgo", dijo a NBC News Lee Gelernt, abogado de la oficina nacional de la ACLU.
Los migrantes que vienen de Venezuela, Cuba, China y otros países que se muestran reacios a aceptar de regreso a personas que han emigrado a Estados Unidos han sido un problema desde hace tiempo para las autoridades estadounidenses. Como resultado, muchos migrantes de esos países terminan siendo liberados en Estados Unidos, incluso si un juez ha ordenado su deportación.
El plan de deportar a algunos inmigrantes cuyos países de origen se muestran reacios a aceptarlos a terceros países donde pueden no tener ninguna conexión sería una forma para que la nueva administración Trump evite ese problema mientras crea lo que Trump ha prometido que será "la operación de deportación más grande en la historia de Estados Unidos".
Trump también quiere que México acepte a los no mexicanos que son deportados de Estados Unidos. Además de aceptar a los migrantes que pueden ser rechazados en la frontera, algo que México ya ha estado haciendo, la administración entrante está presionando a México para que acepte vuelos de deportación de no mexicanos que viven dentro de Estados Unidos.
Las fuentes dijeron que lograr que México acepte puede no ser fácil, y que Trump usará la amenaza de aranceles en un esfuerzo por obligar a México a cumplir. Las fuentes también dijeron a NBC News que la administración entrante tiene el objetivo de deportar a los migrantes dentro de una semana de su arresto y cree que esta política ayudará a acelerar las deportaciones.
Una fuente familiarizada con los planes dijo a NBC News que el equipo de transición de Trump ya se ha comunicado con las Islas Turcas y Caicos, las Bahamas, Panamá y Granada para elaborar un acuerdo en virtud del cual aceptarían recibir vuelos de deportación desde Estados Unidos.
Carmen Mora, portavoz del gobierno panameño, dijo: "El gobierno panameño no responde a suposiciones ni rumores. No podemos dejar de especular al respecto. Preferimos entablar un diálogo con la nueva administración estadounidense una vez que asuma el cargo".