Hablamos de la Navidad. Uruguay, en 1919, tomó una decisión poco común a nivel regional: eliminó la Navidad del calendario oficial. Este cambio, parte de una profunda transformación constitucional, estableció la separación Iglesia-Estado, un hito en la historia del país.
El "Día de la Familia" reemplazó a la festividad religiosa, una medida que, en su momento, fue parte de un proceso de consolidación del laicismo en Uruguay. "Fue una decisión política que reflejó la creciente secularización de la sociedad uruguaya", explica un experto en historia constitucional. Esta secularización no se limitó a la Navidad. Otras festividades de origen católico, como el Día de Reyes y la Semana Santa, también sufrieron modificaciones.
El Día de Reyes se transformó en el "Día de los Niños", y la Semana Santa pasó a llamarse "Semana de Turismo". La idea central era preservar las fechas como días de descanso y encuentro familiar, sin el carácter religioso. Curiosamente, a pesar de no tener un reconocimiento oficial, el 25 de diciembre sigue siendo feriado nacional en Uruguay.
¿Qué implica esto para la población? Aunque la Navidad no es reconocida oficialmente, muchas familias uruguayas mantienen sus tradiciones. La ausencia de una celebración oficial no ha disminuido la importancia del 25 de diciembre como día de encuentro familiar y festividad privada. Es un reflejo de la flexibilidad y la adaptación de la sociedad uruguaya a un modelo laico.
Este particular escenario se entiende mejor considerando que, según el Latinobarómetro 2023, Uruguay ostenta el primer lugar como el país menos religioso de Latinoamérica, con un 47.2% de su población sin afiliación religiosa alguna. Este dato contrasta notablemente con el promedio regional, donde el catolicismo aún mantiene una fuerte presencia.
El alto porcentaje de uruguayos que no se identifican con ninguna religión (47.3%), junto con la alta percepción de garantías en la libertad religiosa (47.9% considera que está completamente garantizada), pintan un panorama claro de una sociedad con una fuerte identidad laica y un respeto a la diversidad de creencias. Este modelo uruguayo, con su separación Iglesia-Estado, sigue siendo tema de debate en la región y representa un caso de estudio relevante en materia de laicidad.
La Navidad en Uruguay, por lo tanto, es una celebración privada, un feriado nacional que refleja la compleja y fascinante relación entre tradición, laicismo y libertad religiosa en un país que se diferencia marcadamente del resto de Latinoamérica.