Sin embargo, esta creciente interconexión también plantea preocupaciones significativas en materia de seguridad nacional. El Departamento de Comercio de Estados Unidos ha anunciado una medida drástica: la prohibición de la venta de vehículos conectados que incorporen tecnología china o rusa a partir de 2027. Esta decisión, tomada luego de una extensa investigación, impactará directamente a fabricantes de automóviles de todo el mundo.
La prohibición, que entrará en vigor de manera gradual, afectará primero al software en 2027 y luego al hardware en 2029. Aunque actualmente ningún automóvil conectado chino se vende en Estados Unidos, empresas como BYD, que ya opera en el mercado estadounidense con autobuses, no se verán afectadas por esta primera etapa. Sin embargo, marcas como Volvo (controlada por la china Geely), Polestar, Buick (de GM) y Lincoln (de Ford), podrían verse significativamente afectadas a mediano plazo, debido a la presencia de componentes de origen chino en sus vehículos.
La Secretaria de Comercio saliente, Gina Raimondo, justificó la medida al señalar que: "Los autos no son más simplemente acero sobre ruedas, son computadoras. Tienen cámaras, micrófonos, dispositivos GPS y otras tecnologías conectadas a internet". Esta dependencia tecnológica, según el gobierno estadounidense, abre la puerta a potenciales riesgos para la seguridad nacional y la privacidad de los ciudadanos, incluyendo el acceso a información sensible o la manipulación de los sistemas del vehículo.
La medida también afecta a Tesla, que produce vehículos eléctricos en China destinados a la exportación. El alcance de la prohibición se extiende a los vehículos particulares, mientras que el Departamento de Comercio señala que se definirán "reglas específicas en el futuro cercano" para buses y camiones, debido a la complejidad de sus cadenas de suministro.
El gobierno estadounidense argumenta que China está intentando dominar el futuro de la industria automotriz y que la presencia de software y hardware de origen chino o ruso en vehículos conectados representa una amenaza a la seguridad nacional. La asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Lael Brainard, resaltó este punto al describir los riesgos de interferencia y mal uso de datos sensibles.
Esta decisión llega en un contexto de crecientes tensiones geopolíticas y una intensificación de la competencia tecnológica entre Estados Unidos y China, que se refleja en las recientes restricciones a la exportación de chips de IA. Las implicaciones de esta prohibición para la industria automotriz global y la relación entre Estados Unidos y China aún están por verse.