El presidente Donald Trump, en una sorpresiva conferencia de prensa, ha declarado su apoyo a una posible adquisición de TikTok por parte de Elon Musk. “Lo estaría si él quisiera comprarla,” afirmó Trump, generando una ola de especulación en los mercados. No solo eso, sino que también mencionó a Larry Ellison, de Oracle, como otro posible comprador, invitándolo públicamente a participar en la negociación.
La situación se complica aún más por la exigencia del presidente: “la entidad que comprara TikTok tendría que ‘dar la mitad a Estados Unidos’ a cambio de una ‘licencia’”. Esta propuesta, inusual por decir lo menos, busca asegurar una participación significativa estadounidense en la plataforma, propiedad de la china ByteDance, y que fue prohibida en el país el domingo pasado, aunque luego la prohibición se suspendió temporalmente durante 75 días por orden ejecutiva del mismo Trump.
Esta decisión no es caprichosa. Trump, quien en su primer mandato intentó prohibir TikTok, ahora argumenta que busca “mantenerla en buenas manos” y afirmó durante su campaña electoral que "salvaría TikTok", reconociendo el peso de la red social en la captación del voto juvenil. La situación geopolítica juega un rol crucial; Beijing mantiene una "acción de oro" en ByteDance, otorgándoles poder de veto sobre decisiones clave, y las regulaciones chinas de control de exportaciones prohíben la venta de algoritmos de software, complicando aún más una potencial transacción.
La suspensión temporal de las operaciones de TikTok en Estados Unidos el pasado sábado, tras la entrada en vigor de una ley que obliga a la plataforma a desvincularse de ByteDance, o a enfrentar el cierre, añade más incertidumbre a la ecuación. La app fue retirada brevemente de las tiendas de Apple y Google, y la colaboración con empresas como Oracle y Amazon Web Services se encuentra en suspenso.
El futuro de TikTok en Estados Unidos permanece incierto, pero la inesperada intervención de Trump y la posible entrada de Musk en la escena dibujan un escenario de altas apuestas y potenciales consecuencias de largo alcance para la industria tecnológica global, particularmente para un mercado tan influyente como el de Estados Unidos.