Pero más allá del dolor emocional, una preocupación silenciosa comienza a tomar fuerza: la salud. Toni Boucher, una residente de Altadena de 70 años, lo sabe bien. El shock inicial de ver su casa reducida a cenizas dio paso a una nueva inquietud: la búsqueda de su anillo de bodas, el recuerdo más preciado de su abuela, entre los restos potencialmente tóxicos.
“Hablan del asbesto y hablan del plomo, y hablan de todas las cosas que se han quemado con las casas y el peligro de ello,” comentó Boucher, reflejando la preocupación de muchos. No se trata solo de la pérdida material, sino del peligro latente en cada fragmento de escombro.
Expertos como Scott McLean, ex subdirector de comunicaciones del Departamento de Silvicultura y Protección contra Incendios de California, advierten sobre la complejidad de las reacciones químicas que se producen durante un incendio. “Las cenizas no son sólo cenizas. Piensa en tu cochera o en lo que tengas en casa. ¿De qué están hechos tus muebles? ¿De qué están hechos tus electrodomésticos? ¿De qué está hecha tu casa?”, cuestiona McLean, destacando la variedad de materiales potencialmente peligrosos.
Mohammed Baalousha, profesor de ciencias de la salud ambiental en la Universidad de Carolina del Sur, explica que materiales comunes como el dióxido de titanio en la pintura o el cobre en las tuberías, pueden transformarse en compuestos más reactivos tras el fuego. Su investigación, centrada en el análisis de muestras de cenizas de incendios en diversas partes del mundo, intenta desentrañar los efectos a largo plazo en la salud.
La lista de posibles riesgos es alarmante:
- Plomo
- Asbesto
- Arsénico
- Compuestos derivados del petróleo
- Magnetita (asociada a la enfermedad de Alzheimer)
La situación recuerda a las consecuencias de la tragedia del 11 de septiembre, donde la exposición a largo plazo a las partículas de polvo tuvo consecuencias devastadoras para la salud de miles de personas, según señala Jackson Webster, profesor de ingeniería civil en la Universidad Estatal de California, campus Chico. “Siempre me recuerdo a mí mismo sobre todas las personas que corrieron hacia el World Trade Center el 11 de septiembre… y hay un aumento de casos de todo tipo de diferentes enfermedades, malestares,” afirma Webster, haciendo una preocupante analogía.
Baalousha también destaca la preocupación por la gestión de los desechos, la posibilidad de que materiales peligrosos contaminen el agua potable y los ecosistemas marinos, un problema ya observado en Hawai tras el devastador incendio de Maui en 2023. La situación en Los Ángeles exige precaución y una cuidadosa evaluación de los riesgos a largo plazo para la salud de la población afectada.