La señora Toni Boucher, de 70 años y residente de Altadena durante décadas, nos relata su experiencia. “Hablan del asbesto y hablan del plomo, y hablan de todas las cosas que se han quemado con las casas y el peligro de ello”, expresó con preocupación tras ver las cenizas de su hogar. Su testimonio no es aislado; refleja el temor compartido por muchos ante la composición desconocida de los residuos.
Expertos advierten sobre la toxicidad de las cenizas. No se trata simplemente de ceniza, explica Scott McLean, exsubdirector de comunicaciones del Departamento de Silvicultura y Protección contra Incendios de California. “Piensa en tu cochera o en lo que tengas en casa. ¿De qué están hechos tus muebles? ¿De qué están hechos tus electrodomésticos? ¿De qué está hecha tu casa?”, cuestiona McLean, enfatizando la compleja mezcla de materiales potencialmente peligrosos que ardieron en los incendios: plomo, asbesto, arsénico y compuestos sintéticos.
El peligro se acentúa al momento de remover escombros. Estudios demuestran un riesgo considerable para la salud respiratoria por inhalación de estas partículas. Incluso materiales aparentemente inofensivos, como el dióxido de titanio en la pintura o el cobre en tuberías, pueden transformarse en compuestos más reactivos tras el fuego, según explica Mohammed Baalousha, profesor de ciencias de la salud ambiental en la Universidad de Carolina del Sur. Él y su equipo analizan muestras de cenizas para identificar los componentes y sus transformaciones tras la combustión.
La investigación, que aún está en curso, busca desentrañar los efectos a largo plazo en la salud, comparando los resultados con experiencias pasadas. Jackson Webster, profesor de ingeniería civil en la Universidad Estatal de California, campus Chico, hace una comparación impactante: “Siempre me recuerdo a mí mismo sobre todas las personas que corrieron hacia el World Trade Center el 11 de septiembre… Pero hay un aumento de casos de todo tipo de diferentes enfermedades, malestares”.
Más allá de la salud humana, existe preocupación por la contaminación del agua y el impacto en la vida marina. La posible lixiviación de sustancias peligrosas a fuentes de agua potable e incluso al océano, plantea un riesgo ambiental significativo, un tema que ya se estudia en Hawái tras el incendio de Maui en 2024.
Mientras la investigación continúa, la recomendación para los residentes que regresan a sus hogares es priorizar su seguridad. Baalousha enfatiza la importancia de extremar las precauciones: “Sólo mantente a salvo. Ten cuidado. Ponte todo el equipo (de protección personal) que puedas —cuando menos una mascarilla N95, guantes— y mantente a salvo.” La prioridad es la salud, no solo la recuperación material.