En este contexto, el Banco de Japón ha tomado una decisión que ha generado repercusiones a nivel mundial: elevar su tasa de interés oficial. La medida, implementada este viernes, sitúa la tasa a corto plazo en el 0.5%, su nivel más alto en 17 años, tras una votación de 8 a 1, con la disidencia del miembro del Consejo, Toyoaki Nakamura.
Esta subida, ampliamente anticipada por analistas, responde a la confianza del banco central en el aumento sostenido de los salarios, factor clave para mantener la inflación alrededor del objetivo del 2%. “La probabilidad de que se cumplan las previsiones del Banco de Japón fue en aumento, ya que muchas empresas afirman que seguirán subiendo los salarios de forma constante en las negociaciones salariales anuales de este año,” señaló el banco en un comunicado.
El impacto inmediato se observó en el yen, que se apreció alrededor de un 0.5% frente al dólar, llegando a 155.32 por unidad. Simultáneamente, la rentabilidad de la deuda pública japonesa a dos años escaló a 0.705%, su máximo desde octubre de 2008. La decisión del Banco de Japón no solo modifica su tasa de interés, sino que refleja una apuesta por un crecimiento económico sostenido, basado en un aumento salarial que contrarreste la inflación.
La proyección del Banco de Japón indica una inflación subyacente al consumo que alcanzará el 2.4% en el año fiscal 2025, para luego moderarse al 2.0% en 2026. Este pronóstico supera sus proyecciones anteriores, reflejando un optimismo moderado sobre la economía nipona. No obstante, el banco central se mantiene vigilante ante las incertidumbres globales, especialmente en relación a las políticas económicas de Estados Unidos.
Entre los factores que influyen en la decisión del Banco de Japón se encuentran:
- Intensificación de la escasez de mano de obra.
- Subida de los precios del arroz.
- Aumento de los costes de importación por la debilidad del yen.
La inflación subyacente al consumo en Japón, que en diciembre se ubicó en 3.0%, su nivel más alto en 16 meses, es un factor determinante en la estrategia del banco. El balance entre crecimiento económico y control inflacionario, un desafío constante para los economistas globales, se encuentra en el centro de la decisión del Banco de Japón, y sus consecuencias se seguirán analizando en los próximos meses.