El protagonista, Donald Trump, acaparaba toda la atención. Su firma en el documento, sin embargo, no era una más. Se trataba de una orden ejecutiva que redefiniría la postura de Estados Unidos frente a las criptomonedas, una decisión que generaría olas en el mercado financiero internacional. El nombre clave en esta estrategia: David Sacks, designado zar de la Casa Blanca para Inteligencia Artificial y Criptomonedas, quien lideraría un grupo de trabajo.
Este grupo, según el comunicado de la Casa Blanca, tendrá seis meses para entregar sus recomendaciones al presidente. Su misión: evaluar la creación de una "reserva estratégica nacional de activos digitales" y analizar el impacto de la regulación existente. La orden ejecutiva va más allá; prohíbe explícitamente el establecimiento de una moneda digital del banco central (CBDC), revirtiendo una medida de la administración Biden. "Suprimió la innovación y socavó la libertad económica de Estados Unidos", reza el comunicado, justificando la decisión.
La decisión no es arbitraria. Trump, durante su campaña, recibió importantes donaciones de la industria de las criptomonedas y prometió una mayor flexibilidad en el marco legal. Ahora, con esta orden, se busca impulsar a Estados Unidos como líder mundial en el sector, una meta ambiciosa que podría convertir al país en la "capital cripto del planeta", según celebró la presidenta de la Asociación de Blockchain, Kristin Smith.
La iniciativa, sin duda, abre un capítulo crucial en la historia de las finanzas digitales. Un nuevo escenario se perfila, lleno de incertidumbres, pero también de oportunidades. La “innovación en tecnología financiera digital”, como la define la Casa Blanca, es la nueva apuesta de Estados Unidos, un giro estratégico que promete un futuro incierto, pero definitivamente transformador.
El impacto a largo plazo de esta decisión sigue siendo incierto. Quedan por verse las recomendaciones del grupo de trabajo, así como las reacciones de los mercados internacionales y la respuesta de los gobiernos de todo el mundo. La partida ha comenzado.