Sin embargo, la tranquilidad de este escenario histórico se ha visto recientemente interrumpida. Una propuesta legislativa, presentada por la representante republicana de Florida, Anna Paulina Luna, ha generado un debate nacional: la inclusión del rostro del expresidente Donald Trump en el Monte Rushmore.
La congresista argumenta que los logros económicos, en política exterior y seguridad nacional de Trump justifican su inclusión. “Creo que es algo muy prestigioso,” comentó una visitante de Nebraska, reflejo de una opinión que no es unánime.
No todos comparten este entusiasmo. Otro visitante del estado de Nebraska expresó su desacuerdo: “He apreciado lo que Donald Trump ha hecho, pero aún le queda mucho por hacer. Esta es una obra de arte, y simplemente no me siento cómodo desfigurándola cambiándola en este momento”. Las opiniones son diversas, incluso un visitante de Nuevo México hizo una comparación interesante: “Soy egipcio, así que sería como si agregaras otra pirámide encima de la pirámide que ya está construida. ¿Por qué lo harías?”
La polémica propuesta ha generado un amplio espectro de reacciones. Mientras algunos consideran a Trump un personaje digno de tal honor, destacando sus políticas y acciones en el gobierno, otros argumentan que alterar un monumento nacional de tal magnitud sería irrespetuoso y dañaría su significado histórico. La adición de Trump, señalan algunos, podría opacar el legado de los cuatro presidentes ya presentes, convirtiendo el espacio en un reflejo de la polarización política actual.
Las opiniones de los visitantes, recogidas en el lugar, reflejan esta disparidad de puntos de vista. La discusión, sin duda, seguirá vigente mientras se debate el futuro de este emblemático monumento y el lugar que ocupa la figura de Donald Trump en la historia de Estados Unidos.