Eva, una madre venezolana, vive con el corazón encogido cada mañana que despide a sus hijos. Su hijo menor de siete años, inocentemente, pregunta por las imágenes de detenciones que ve en la televisión. “Bebé, nosotros no tenemos papeles… Si un día no llego al bus… no llores, papito, tu tía te enviará a México conmigo”, le confiesa Eva, una conversación que la desgarra.
Esta realidad no es exclusiva de Eva. Miles de niños en Nueva York, principalmente de familias inmigrantes indocumentadas, temen ir a la escuela debido a las recientes políticas migratorias y las redadas de ICE. El miedo a la separación familiar es palpable. La cifra de 48,000 estudiantes indocumentados matriculados en las escuelas públicas de Nueva York ilustra la magnitud del problema. El incremento en las detenciones, reportadas como superior al promedio diario por The New York Times, solo exacerba este temor.
La situación se complica por las declaraciones del presidente Trump autorizando redadas en "zonas sensibles", incluyendo anteriormente las escuelas. Aunque ciudades como Los Ángeles, Chicago y Denver han manifestado su oposición a colaborar con estas redadas, el miedo persiste. La respuesta del Consejo Escolar de Nueva York, reafirmando la protección de estudiantes indocumentados y restringiendo el acceso de agentes de ICE sin orden judicial, es un intento de mitigar la situación. La canciller de las Escuelas Públicas, Melissa Avilés Ramos, ha asegurado que “Nuestras escuelas son puertos seguros para nuestros hijos y seguirán siéndolo”.
Sin embargo, la incertidumbre sigue presente. La ambigüedad en la postura del alcalde Eric Adams, quien a pesar de asegurar la defensa de todos los neoyorquinos, ha mostrado cierta disposición a colaborar con las políticas migratorias republicanas, no contribuye a calmar las ansiedades. Mientras tanto, padres como la señora P. — quien prefiere mantener su anonimato por seguridad — han optado por mantener a sus hijos en casa, reflejando la profunda angustia que impera en muchas familias.
La señora P. describe la difícil conversación que tuvo con sus hijos: “Es inevitable no decirles lo que está pasando… es muy triste. Mi niña me respondió: ‘si nos mandan, nos vamos todos juntos’”. Su hijo menor confiesa su temor: “que un día se vaya a la escuela y al regreso sus padres ya no estén en casa”. Un miedo compartido por innumerables familias, quienes buscan estrategias de protección ante una situación que genera incertidumbre e inquietud.
Ante este panorama, organizaciones como la Red Internacional de Escuelas Públicas ofrecen apoyo a familias inmigrantes, recomendando medidas como la actualización de contactos de emergencia, la elaboración de planes de custodia para los hijos, y la consulta con abogados de inmigración. La situación deja una profunda marca, un silencio temeroso que se cuela en los pasillos de las escuelas, en las conversaciones familiares y en el futuro incierto de miles de niños.