El nombre de la víctima: Hira Anwar. Su agresor: su propio padre, Anwar ul-Haq, quien inicialmente mintió a la policía, alegando un ataque sin identificar. Posteriormente, confesó el crimen. El motivo, según las autoridades, fue el contenido que Hira publicaba en TikTok.
Según los reportes de Reuters y The New York Times, la familia de Hira consideraba que sus videos en TikTok eran inapropiados y contrarios a sus valores tradicionales. Esta discrepancia entre la vida de Hira en Estados Unidos, donde residió con su familia durante 25 años antes de regresar a Pakistán, y las expectativas de su familia en su tierra natal, se convirtió en una tragedia. En Estados Unidos, Hira llevaba una vida normal para una adolescente de su edad; sin embargo, en Pakistán, se enfrentaba a un sistema de normas y expectativas mucho más severas.
El caso ha sido clasificado como un posible crimen de honor, una práctica lamentablemente común en Pakistán. La Comisión de Derechos Humanos de Pakistán reportó al menos 588 casos en 2024, un aumento significativo respecto al año anterior. La BBC señala que, a pesar de las reformas legales implementadas en 2016 para endurecer las penas, la violencia contra las mujeres persiste por la aceptación social de esta práctica y la falta de aplicación efectiva de las leyes.
Las autoridades también detuvieron al cuñado de ul-Haq, implicado en el asesinato. El teléfono de Hira fue confiscado, pero aún no se ha logrado desbloquearlo. La investigación continúa, con la posibilidad de que ul-Haq enfrente una condena de cadena perpetua obligatoria, si el crimen se clasifica formalmente como un asesinato por honor.
Este caso no es aislado. The New York Times menciona casos similares en diferentes partes del mundo, incluyendo el asesinato de dos hermanas de origen paquistaní en España y la condena a cadena perpetua de una pareja paquistaní en Italia por el asesinato de su hija. Expertos destacan las tensiones generacionales dentro de las comunidades migrantes, donde los jóvenes nacidos en el extranjero cuestionan las tradiciones familiares, creando un conflicto cultural que, en casos extremos, puede derivar en tragedias como la de Hira Anwar.
El impacto de este crimen trasciende las fronteras de Pakistán. La ciudadanía estadounidense de Anwar ul-Haq, el involucramiento potencial de la embajada de EE. UU., y las implicaciones internacionales del caso, son elementos que añaden complejidad a esta investigación ya de por sí devastadora.