Se habla de un proyecto que promete redefinir la experiencia turística en la capital británica, adentrándose en un pasado fascinante y secreto. A 30 metros bajo el bullicio de la ciudad, una red de túneles de 1.6 kilómetros de longitud, los túneles Kingsway Exchange, se preparan para abrir sus puertas al público. Construidos en la década de 1940 como refugio antiaéreo durante la Segunda Guerra Mundial, estos túneles tienen una historia mucho más rica y sorprendente de lo que se podría imaginar.
Más allá de su función inicial como refugio, los túneles albergaron a la Dirección de Operaciones Especiales de Gran Bretaña, una rama del MI6 que inspiró la mítica división Q de James Bond. "Es real. Es emotivo," afirma Angus Murray, director ejecutivo de London Tunnels, describiendo el estado actual del lugar.
Posteriormente, los túneles se convirtieron en la Central Telefónica de Kingsway, un centro neurálgico de comunicaciones durante la Guerra Fría. Aquí se ubicaba, increíblemente, la línea directa entre Estados Unidos y la URSS. Restos de un bar y un comedor para los 200 trabajadores que allí laboraban, aún se conservan, testigos mudos de una época de tensión geopolítica.
En la década de 1980, British Telecom se hizo cargo, creando incluso "el bar con licencia más profundo del mundo", un espacio de recreación para el personal del gobierno que incluía una sala de juegos y una pecera tropical. Un toque de lujo en el subsuelo.
La transformación de este espacio histórico en una atracción turística, con un costo estimado de US$ 149 millones, se espera que atraiga a 3 millones de visitantes al año, generando un impacto similar al del London Eye. Se estima que la entrada costará alrededor de US$ 37. La apertura al público está prevista para finales de 2027 o principios de 2028. Mientras tanto, el Museo del Transporte de Londres ofrece visitas guiadas a estaciones de metro abandonadas, como Down Street, otro búnker secreto con un papel crucial en la Segunda Guerra Mundial.
Estos túneles, un laberinto de generadores, tuberías y cables, no solo son un vestigio del pasado, sino también una ventana a la historia secreta de Londres, lista para revelar sus misterios a un nuevo público.